Quien vincula a ambos personajes es Alfonso Gómez Méndez, quien aparece en cinco de esas empresas fantasma como socio mayoritario o apoderado de las empresas. Alfonso Gómez es de Tuxtla Gutiérrez y funge como «dueño de un despacho de servicios contables involucrado en el desvío de fondos del Gobierno de Duarte». Dicen por ahí que si le rascan le encuentran y entre más le rascan al caso Duarte, más le encuentran.
Así como van las cosas va a estar muy difícil que Andrés Manuel López Obrador sostenga su dicho de que Rosario Robles es un chivo expiatorio. Al parecer la Robles es un chivo en precipicio, y Duarte un chivo en cristalería.