Salvador Muñoz / Dividido… así es la imagen que refleja Morena en Veracruz sin haber asumido el poder. Los grupos de Manuel Huerta y Rocío Nahle, a su vez divididos por los Maleno, los Eric Cisneros, los Zenyazen, los Cuitláhuac exhiben a través de columnas algo que no debe espantarnos: la naturaleza humana de la que también están compuestos los que han de encabezar la Cuarta Transformación. Política es poder, al final de todo. ¡Y está bien! ¡Están en tiempo! ¡Vamos! En términos coloquiales, es seguro que los veracruzanos en un momento dado esperan que de una vez por todas, se rompan la madre y bonito, pero a partir del cinco de noviembre y posterior, el primero de diciembre, asuma el grupo que sea el liderazgo y se dediquen entonces a trabajar por Veracruz.
II
La división, operación política por excelencia, no sólo es propia de los morenos de Veracruz en vísperas del poder… en el PRI igual se cuecen habas…
Si ha seguido de cerca el trabajo de los cuatro neo diputados veracruzanos del PRI en San Lázaro, a lo mejor le pase como a mí, y tampoco haya visto el de los legisladores Manuel Limón Hernández y Juan Ortiz Guarneros, quizás motivado por la falta de contacto con los medios y su paupérrimo manejo de las redes sociales, contrario a lo que ocurre con Anilú Ingram Vallines y Héctor Yunes Landa, los otros dos diputados federales del PRI de Veracruz en la Cámara Baja.
Pero la división de las que le quiero platicar no se da por quién se mueve en la foto y quién no sale, sino por las líneas que cada quien trabaja.
III
A ojo de buen cubero, y de acuerdo a lo que han expuesto tanto la jarocha como el choleño, sus caminos se bifurcan. Mientras que Anilú y es seguro que el resto de la bancada tricolor, enfilan sus baterías para proponer, dialogar y también hacer en el caso de que así se requiera, el papel de Oposición, Héctor (si bien es seguro que igual proponga, busque el diálogo) muy al contrario a lo que la bancada del PRI intenta, se acerca más a lo que se ha dado por llamar “el PRI-Mor”. ¿Por qué? Por algo que lejos de verse como un asunto político, pareciera que se está convirtiendo en obsesión en el choleño: su primo. Hasta el momento, es tiro por viaje y eso sí, pareciera que es su única fijación.
Tratar de entenderlo podría llevar más a orillarnos a un caso de “resentimiento político” por haber sido derrotado en el 2016 por su pariente y en un momento dado, dejarlo fuera de cualquier oportunidad de cumplir ese sueño por el cual regresó a la entidad, si no mal recuerdo, con Miguel Alemán: ser gobernador de Veracruz.
IV
Sin embargo, cuando declara recientemente que el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares es peor que el de Javier Duarte, uno no sabe si reír o qué… por una razón simple: no hay parangón; y no se habla en función del lapso que les tocó gobernar a ambos, sino por las condiciones en que cada quien recibió a Veracruz de sus predecesores y en donde de un modo u otro, Héctor Yunes colaboró con ellos.
El anti-Yunismo de Héctor Yunes es seguro que el propio priísmo hubiera querido verlo en la contienda pasada cuando compitió Yunes Zorrilla para Gobernador; aunque hay los bromistas que aseguran que sí se vio y se sintió, pero que en lugar de enfocarlo a Miguel Ángel, lo proyectó en Pepe… pero insisto, es la broma del anti-Yunismo de un Yunes.
Ahora, a menos de dos meses de que concluya el gobierno de su primo, el Gobernador, ¿qué motiva a Héctor a lapidar a Miguel Ángel? Uno espera que sea más por ese “resentimiento político” del que les hablo, por haber sido derrotado en el 2016; porque sería una pena que fuera más por una inclinación propia de la naturaleza humana, cuando de poder se trata, y pretenda quedar bien con el nuevo sistema cayendo en eso que llaman PRI-Mor… por supuesto, sería una pena pero para Morena, porque con Héctor, lejos de dividir al PRI, le restaría al partido de AMLO.
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