Ya hay una recomendación por parte de la Comisión Iberoamericana de Derechos Humanos para que, tanto Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México y su selecto staff, incluido el irascible director de cine Epigmenio Ibarra, moderen su lenguaje y eviten descalificar a los medios de comunicación cuando no estén de acuerdo con ellos. Cierto que durante los últimos sexenios se gestó una prensa al servicio del poder, al servicio de la “Mafia del Poder”, en palabras del mismo López Obrador. Pero esa prensa, junto con sus periodistas, son muy identificables y algunos ya decidieron tirar la toalla.
Pero hubo otra prensa que no se prestó a esa abyección y que ha mantenido su honestidad, su objetividad. El problema es que cuando López Obrador critica a la prensa, agarra parejo. Cuando venía a Veracruz como candidato, se llenaba la boca diciendo que Yunes tenía bien maiceada a la prensa, cuando lo que sucedía era lo contrario; y AMLO agarraba parejo.
El problema es que, si el dueño es bravo, sus perros también son bravos y se ponen a ladrar a los que pasen. Ahí está Epigmenio Ibarra, que ya señaló que la prensa tiene como consigna acabar con la Cuarta Transformación. Señor Epigmenio, no todos están en contra de Morena, pero no se trata de aplaudir sus pendejadas.
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