Armando Ortiz / ¿Se acuerda cuando Javier Duarte nos dijo con esa expresión cínica que le caracteriza que era un hombre con sólo dos autos, dos casas y una cuenta en Banorte? Ahora, nuevamente usando a su vocero oficial Ciro Gómez Leyva, Javier Duarte asegura que él no es dueño de las 90 casas que el periódico Reforma le adjudica. Duarte dice que todo es un refrito y que ya se demostró que él no es dueño de esas propiedades: “No tengo ni una sola, mi familia vive en un pequeño departamento que rentamos, son este tipo de notas falsas y tendenciosas, basadas en dichos, chismes y rumores y no en pruebas reales, con datos duros, que puedan comprobar los hechos; son estas notas en las que se ha basado la campaña de linchamiento mediático, muy efectiva por cierto, que sobre todo Reforma ha emprendido en contra mía y de mi familia”. Habría que decirle a Duarte que una cosa es que las propiedades no aparezcan a su nombre, y otra que él no sea el propietario. De hecho, el reportaje de Reforma refiere que para adquirir esas propiedades se utilizaron prestanombres, y algunos de esos prestanombres ya confesaron que las casas las compararon para el exgobernador de Veracruz.
Lorenzo Portilla empleado del gobernador en turno; auditores sólo sirven para extorsionar
Cómo se habrá sentido Lorenzo Portilla cuando el Auditor Superior de la Federación lo definió como un “empleado del gobernador”. Sí, también dijo que particularmente él es de los “más destacados y experimentados”, pero finalmente un empelado del gobernador en turno. Será por ello que, durante el gobierno de Javier Duarte, Lorenzo Portilla brilló por su ausencia. Millones y millones de peos desfalcados, presupuestos derrochados, participaciones adueñadas por un grupo de funcionarios públicos y secuaces que se valieron de esa ausencia o quizá complicidad. David Rogelio Colmenares tiene razón, los auditores en los estados no sirven ni para el bendito, antes bien es un puesto del que ellos se pueden servir. Pues a manera de extorsionadores, pueden amagar a alcaldes y funcionarios públicos para que aflojen una lana a cambio de que las cuentas de sus municipios o Secretarías cuadren; o si no que le pregunten a los sobrinos de Lorenzo Portilla.
“Tuvieron que pasar 500 años para que Cuitláhuac volviera a gobernar Veracruz”: Xochitl Arbesú; y todavía le aplauden
Hemos cuestionado la escasa inteligencia del gobernador electo Cuitláhuac García, quien llamó “Premia” Nobel de la Paz a Rigoberta Menchú, quien en una hipérbole fallida para destacar el nivel de inglés que habla su próxima secretaria de Turismo, dijo que ella hablaba más del 100%, quien se dejó engatusar por el primo Eleazar para hacerlo portada de la revista Líder, el escaparate de la corrupción en Veracruz. Pues esa escasa inteligencia, rayana con la ignorancia, es un tópico entre los elegidos para el gabinete del próximo sexenio en Veracruz. Por ejemplo, en un video que subiera Los Políticos de Salvador Muñoz, la designada como futura secretaria de Turismo, la que según Cuitláhuac García hizo “distintos seminarios sobre distintas cosas”, la que sabe bailar danzón, aparece en un evento en el que acompañó a Cuitláhuac García, donde se atrevió a decir lo siguiente: “Tuvieron que pasar 500 años para que Cuitláhuac volviera a gobernar Veracruz”. Así como usted lo oye. La señora “queda bien”, en su ignorancia hizo al penúltimo tlatoani mexica, el primer gobernador de Veracruz y a su empleador en algo así como la reencarnación política de Cuitláhuac, el gran señor de Iztapalapa. Pero lo grave no sólo es la ignorancia de Xóchitl Arbesú, sino que los morenistas todavía le aplaudan.