Sin la rebeldía y desenfado de ver las cosas que ellos tienen, no podría haber desarrollado mi sentido del humor y la paciencia de comprender los tiempos y épocas que a ellos les tocó. Es cierto que en ocasiones se impone una brecha generacional amplia, sin embargo, cuando existe una comunicación franca y respetuosa, se abre una oportunidad para potenciar las habilidades de manera recíproca.
No sé hasta qué grado he sembrado la semilla del conocimiento, la única certeza que tengo es que gracias a mis alumnos tengo un trabajo digno que me permite vivir en la justa medianía. Pero sobre todo, me hace ser un maestro feliz.
L.O.R.