En México se ha hecho necesario, cada que entra un nuevo gobierno, dar un escarmiento ejemplar para que los políticos que añoran el pasado régimen tengan bien claro que el que manda ya es otro. Fue así que Salinas de Gortari usó a Joaquín Hernández Galicia para dar su #quinazo; antes Miguel de la Madrid metió a la cárcel a Jorge Díaz Serrano.
El mismo Peña Nieto, para legitimarse, encarceló a Elba Esther. ¿Hace falta un #quinazo para que el gobierno de López Obrador se legitime? No parece ser así. La abrumadora votación con la que AMLO ganó la presidencia lo legitima de facto. Sin embargo, el gobierno de la Cuarta Transformación sí requiere dar una muestra legítima de que irá contra la corrupción y los corruptos.
Es por ello que sí hace falta un duro escarmiento para que quede claro que el nuevo presidente no va a tolerar la corrupción. Para ello se le presenta una oportunidad de oro; Rosario Robles. Según datos periodísticos, la señora Robles desfalcó en Sedesol y en Sedatu; al parecer hay suficiente evidencia. Ahí la tienen, en lugar de un #quinazo, pues un #roblesazo.
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