No podía faltar en la primera sesión de la Cámara de Diputados el folklore de Gerardo Fernández Noroña, ese folklore de diputado de oposición que lo hizo tan conocido y por algunos reverenciado. Pero se le olvidó a Fernández Noroña que él ya no es oposición, se le olvida que, aunque es diputado por parte del Partido del Trabajo, que forma parte de la arrasante bancada que comanda Morena.
También se le olvidó que el presidente de la Cámara de Diputados es de Morena; se le olvidó o no le importó. Fernández Noroña criticó a Muñoz Ledo, presidente de la Cámara y lo llamó lacayo por haber asistido al sexto informe de gobierno de Peña Nieto. Se le olvida a Noroña que Muñoz Ledo, como presidente de la Cámara, está obligado a asistir.
Pero Fernández Noroña quiere que los de Morena sigan siendo tan radicales como él; quiere que los de Morena piensen como él. El diputado petista quería bronca y le lanzó gritos a Muñoz Ledo exigiendo que le dieran la palabra y así se la pasó varios minutos, lanzando improperios contra el senecto legislador que sólo le decía: «No lo voy a escuchar, no lo voy a escuchar, no lo voy a escuchar».
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