Édgar Hernández* /
¡El miedo no anda en burro!
Una de las prácticas más deleznables del periodismo y la propia literatura es el plagio de textos que solo demuestra ausencia de ética, falta de opinión propia.
Esta mañana quien esto escribe se entera de una “carta aclaratoria” que suscribe Francisco Ávila Camberos en donde señala que “está circulando una carta dirigida al Lic. Miguel Angel Yunes Linares, gobernador del Estado de Veracruz, donde quien la escribió le hace una serie de reclamos, empleando un lenguaje bastante agresivo y poco comedido”.
Dice además este panista que “desafortunadamente por verdadera cobardía quien la redactó y puso a circular en dichas redes no la firma con su nombre, sino indebidamente utilizó el mío”.
Quiero señalar al señor Ávila Camberos que la autoría del escrito que le disgusta corresponde a quien esto escribe.
Fue redactado el pasado 22 de agosto y distribuido en 28 portales y medios escritos que reciben cotidianamente mis escritos que son columnas políticas en donde el periodismo y la opinión pública entienden que representan la opinión del autor.
Así para no darle tantas vueltas al asunto ni acusar cobardías por anonimatos inexistentes reproduzco el texto de la columna que, insisto, escribí el pasado 22 de agosto bajo el título de:
Miguel, “¡Nos engañaron!”. Duarte, este sí, ¡cimbra a Veracruz!
Va:
“Tanto que nos dijiste. Tanto que nos prometiste, juraste y perjuraste que Javier Duarte, que Fidel Herrera, que los Duartistas, que Tarek, Silva, Mota, que los García Guzmán, que Benítez y Edgar Spinoso vaya hasta que Karime con el consentimiento de la reina Isabel, se pudrirían en prisión para que, mira, nos salieras con tu batea de babas.
Te dimos la gubernatura porque nos aseguraste que cimbrarías a Veracruz. Que ya tenías todas las pruebas incriminatorias. Que ya habías quitado montones de dinero a los cómplices para dárselo a los niños pobres. Que les despojabas de sus ranchos, terrenos, casas en Woodland y en España y en Brasil para convertirlos en asilos, casas de beneficencia y museos de la ignominia.
Puro pinche engaño.
Estuvimos a punto de darle la gubernatura a tu chavo porque nos convenciste, lo juro por esta, que Javier y sus hijos y sus nietos quedarían confinados en las Islas Marías o que rehabilitarían Alcatraz para refundirlos si es que antes no estaba lista la ampliación de Pacho para albergar a esta infausta familia y tanto pelao cómplice.
Te creímos cuando en el día a día, discurso tras discurso en los últimos 21 meses, hablabas del cambio y con índice flamígero fustigabas a ese terrible gordo que se llevó hasta los avestruces de Casa Veracruz.
Te fuimos fieles y a pie juntillas estábamos ciertos que tú eras más que el Chapulín Colorado y que de verdad nos habías salvado de las garras de los malos gobernantes que se llevaron miles, que digo miles, 100 mil millones de pesos en cajas de huevo, que cometieron chorromil asesinatos, que se aliaron con los Zetas, que dieron carretadas de dinero a los periodistas, que no hicieron ni una maldita obra pública, acaso un puente donde pasaría un río que jamás pasó por más que llovió.
¿Con qué cara saldrás ahora a explicarnos que al señor Javier Duarte le van a dar su libertad previa palmadita en la espalda y un ¡Usted disculpe, señor gordo, nos equivocamos… vaya usted con bien, regrese a Veracruz y busque la canonización!
Te dimos la gubernatura, te autorizamos más de cien mil millones para que reconstruyeras el estado, toleramos todas tus groserías y abusos de poder, creímos, hasta la devoción, en todos tus discursos en donde salías con la cara agria, aceptamos que te pelearas con el “viejo loco” –el hoy presidente de México, Andrés Manuel López Obrador- y toleramos hasta la cachetiza a nuestro amado Fiscal General, Jorge Winkler… pero que nos hayas engañado con lo de Duarte pues, eso sí que estuvo muy cabrón.
¡Imperdonable!
Este día en que la PGR nos aclara la situación legal de Javier Duarte, se corre el velo de las verdades a medias, de las mentiras completas y de la realidad que tristemente nos embarga.
“Abre la PGR la puerta a Javier Duarte”, rezan los encabezados nacionales. Tu periódico fiel –¡Oh, paradoja!- consigna: “Catafixia a Duarte”.
Vaya burla.
“Ahora, Javier Duarte tiene la puerta abierta para salir de la cárcel”, dice la nota informativa.
El priismo se alza en júbilo al enterarse que la noche del martes la PGR dio cuenta del retiro del delito de “delincuencia organizada en su contra y lo reclasificó por el de asociación delictuosa”.
Ello significa, ni más ni menos, que Duarte, preso desde julio del 2017 “podría obtener en el mediano plazo la libertad provisional ya que el nuevo ilícito no considera la prisión preventiva oficiosa”.
Ni hablar.
Ya vendrá la cascada de explicaciones políticas y jurídicas. Vendrá también el deslinde del “yo no fui, fue tete” y, al igual que en el caso de Elba Esther Gordillo, don Javier Duarte habrá de resultar una blanca paloma que incluso podría reclamar los 47 días que le faltaron por gobernar luego que presionado por Miguel tuvo que huir en un helicóptero que de manera legal le prestó Flavino Ríos.
Y eso porque lo ilegal del pasado para la nueva mafia del poder es requeté legal.
¿Qué le vamos a hacer, Miguel? Nuestra vida dejó de tener sentido.
Con Javier de regreso a la Parroquia a escuchar ¡esa vocecita! y sus estruendosas risotadas… y sus anécdotas turísticas en Guatemala y Reno –Reclusorio Norte-… y la nueva persecución, ahora contra Miguel Angel, el nuevo villano favorito, tendremos para entretenernos hasta morir.
Y cual pila de agua bendita a partir de hoy, millares de veracruzanos prometemos ir a la Plaza Sebastián Lerdo de Tejada, en Xalapa, para ver el reloj el marca en cuenta regresiva una muerte política, la tuya Miguel.
¡Vaya tomada de pelo!
Tiempo al tiempo”.
Pd.- Lamento que a Francisco J. Ávila Camberos le hayan endilgado el texto de mi autoría mismo que rechaza por el “lenguaje agresivo y poco comedido”, como si la parte a la que se acusa tuviera virtudes contrarias.
* Premio Nacional de Periodismo
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