Al parecer, varios miembros del gabinete emergente de AMLO y varios especialistas en educación se han comenzado a preguntar si es conveniente derogar completamente la Reforma Educativa. No todo es negro y blanco, ni se tiene que adoptar una postura radical con la aplicación de la Reforma Educativa. Era necesario parar y acabar con los excesos del SNTE y de varias autoridades educativas que hacían su agosto con la venta de plazas y cambios de adscripción.
Antes, para obtener una plaza de maestro, era necesario, sacrificar la dignidad y rogarles a los líderes sindicales que dieran su venia. Hoy, 200 mil maestros ganaron su adscripción con un examen de conocimientos. Eso es algo positivo. Además, era necesario que la SEP recuperara la rectoría de la educación y con la Reforma Educativa se logró.
Sin embargo, el problema surge con la Ley del Servicio Profesional Docente, que obliga al docente en servicio a evaluarse y, en caso de que salga insuficiente o no idóneo, recibir un curso para volver a ser evaluado y en caso de salir reprobado hasta en tres oportunidades, ser retirado del servicio o cambiar sus funciones docentes.
Ese es el problema principal. Sin embargo, el Nuevo Modelo de Aprendizajes CLAVE tampoco ha sido aceptado como la fórmula para elevar la calidad educativa. A partir del 27 de agosto comienzan las consultas con la sociedad, tanto padres de familia y maestros de aula tendrán la oportunidad de hacer sus propuestas. Lo cierto y seguro, es que se rescate lo que sirva de la mal llamada Reforma Educativa, que tenga por seguro que no es mucho.
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