«¿En dónde estábamos hace seis años? ¿Qué nos impedía crecer? México demandaba cambios estructurales, por eso conformamos en Pacto por México, 14 Reformas que han sentado las bases para que nuestro país genere mayores oportunidades para los mexicanos». Es parte de lo que declara Enrique Peña Nieto, como preludio de su sexto y último informe.
Sin embargo, la realidad es que ese dichoso pacto que involucró al PAN y al PRD y, como actor principal, al PRI, fue parte fundamental para impulsar las reformas que en lugar de traer beneficios para los mexicanos, trajeron el incremento de los combustibles y, como consecuencia, el incremento de los insumos de la canasta básica. Por otro lado, la Reforma Educativa sólo despertó la furia magisterial en todo el país.
Lo que el presidente Enrique Peña Nieto quiere maquillar o disfrazar es un rotundo fracaso en su manera de gobernar. Sus supuestos logros, no impactaron en beneficios para la población. No por algo, más de 33 millones de mexicanos votaron en contra de su partido, el PRI.
En los hechos, el presidente Peña pasará a la historia como el último presidente priista que no supo aprovechar la oportunidad del cargo que ocupó. Aunque él diga muy ufano, que fue un privilegio servir a los mexicanos.
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