Dice la sentencia bíblica que lo que se amarra en el cielo no se desata en la tierra. Y en enjuagues y negociaciones en el primer nivel, los políticos mexicanos son expertos. La aparición de Elba Esther Gordillo en la palestra política, no es gratuita. En el imaginario social predomina la idea del padrinazgo del nuevo presidente electo. Es bien sabido que la Señora del Magisterio no da paso sin guarache. Es un ente político que conoce a la perfección los tiempos y las formas del sistema político mexicano, del que ella es parte fundamental.
Su apuesta por el tabasqueño le ha comenzado a redituar frutos. La participación de sus hombres de mayor confianza en sus Redes Progresistas, en franco apoyo para cuidar la votación de AMLO, fue todo un éxito. Si a la Maestra le ponen obstáculos legales, como lo ha hecho saber la dirigencia actual del SNTE, no dude usted que la chiapaneca ya tiene el plan B y hasta el C.
No es necesario que ella sea la cabeza visible, ser el poder tras el trono, siempre le ha resultado ser una estrategia que le ha dado buenos resultados. Su regreso mediático fue bien manejado para hacerla ver como el ave fénix que se levanta de las cenizas para volver a emprender el velo de matera mítica.
Hoy por hoy, Elba Esther Gordillo está mejor posicionada que su pupilo Juan Díaz de la Torre ante el nuevo presidente electo, y muchos incondicionales del actual presidente del sindicato magisterial se le están volteando. Ya se siente la presencia de la Señora del Magisterio en el SNTE.
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