El escritor y periodista Armando Ortiz relata un día atípico en Xalapa: «Les platico: Por la mañana acudí a dar mi taller de Literatura de los martes a la Quinta de las Rosas. Mi rumbo es Lázaro Cárdenas por donde unos minutos antes habían asaltado un negocio de azulejos; detuvieron a tres de los asaltantes, otro más murió acribillado. Regresé a mi casa y a la hora de la comida decidí ir al mercado Rendón por una milanesa de pollo. En el camino de regreso nos dimos cuenta que los locales de películas del tianguis estaban cerrados, todo ello como consecuencia de un asesinato cometido el fin de semana.
»Pasé a un Oxxo a hacer un depósito y la persona que estaba adelante de mí iba alcoholizado, reclamaba porque las cajeras le habían dicho que si no se comportaba iba a llamar una patrulla. El sujeto estaba drogado, quiso hacer plática conmigo, pero no hice caso. Tenía una oreja lastimada, la sangre ya se le coagulaba. Su compañero estaba orinando en la puerta del taxi en el que finalmente se fueron.
»Pasé por la calle Ébano, a la altura del bar La Curva donde instantes antes habían asesinado a un hombre. Los policías, haciendo gala de prepotencia, acordonaron la calle no dejando pasar autos ni personas en esa vía muy transitada; cabe mencionar que el cuerpo del occiso estaba en la banqueta. Ya lo dije, la tarde está turbia. Ya no pienso salir de casa por hoy».
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