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Sara Ladrón da muestras de su abyecta sumisión; olvida a Yunes y se acuerda de Cuitláhuac

Cuitláhuac García Jiménez y Sara Ladrón de Guervara en el inicio del ciclo 2018-2019 de la Universidad Veracruzana FOTO: WEB

Esa es la Sara Ladrón que pocos conocen, la Sara convenenciera, la Sara Ladrón a la que enseñaron a vestir decente para tomar el té en Casa Veracruz con Karime Macías; la Sara que después le plantó una gran sonrisa a Yunes Linares, pero que le encajó a Clementina Guerrero para continuar desde Finanzas con sus desfalcos. Ahora Sara Ladrón le planta una sonrisota de oreja a oreja a Cuitláhuac García, y hasta lo invita a el inicio del ciclo escolar universitario.

A Sara Ladrón se le olvida que Yunes Linares sigue siendo el gobernador de Veracruz; pero para ella «el rey ha muerto, viva el rey». Lo suyo es rescatar algunas prendas del desastre que ocasionó en la Universidad Veracruzana; lo suyo es rendir pleitesía abyecta sin importar las formas, porque para ella el fondo no está en las formas. Sara Ladrón dejará un legado que no se distinguirá en la historia de la Universidad Veracruzana.

Claro, ella piensa que «tiene motivos para creer en lo extraordinario suyo. Creer que ha salvado muchas cosas del naufragio», pero muestra de sobra nos dio de su cobardía cuando no se quiso enfrentar a Duarte y lo hizo obligada; de su necedad y torpeza al poner a Rodolfo Mendoza en Difusión Cultural y dejar que éste causara el desastre que causó; y ahora, con la pleitesía que brinda al gobernador electo, nos enteramos de su abyecta sumisión.