Cinco años le cargó el portafolio como secretario particular a su poderosa jefa. Durante ese tiempo tuvo la oportunidad de tejer la telaraña de complicidades que le permitieron llegar a la Secretaría General del SNTE en el año 2000, en el estado de Jalisco. Él llegó a las grandes ligas gracias a su padrino político Tomás Vázquez Vigil, quien cuando fue Delegado en Coyoacán, Juan Díaz de la Torre fue subdelegado. Durante ese periodo, misteriosamente se perdieron 900 millones de pesos; el ahijado de Vázquez Vigil se hizo de la vista gorda. En el 2011, con el apoyo de su mentora política, llega a ser secretario general del SNTE. Dos años después vendría la traición a la mujer que lo encumbró.
Cuando todo era miel sobre hojuelas con la maestra Gordillo, él era parte del Colegiado Nacional de Administración y Finanzas, por lo que conocía perfectamente a fondo el manejo de los recursos del sindicato. Él más que nadie sabía cuánto gastaba su protectora.
Cuando alguien le decía que había acusaciones del mal manejo de los recursos de los maestros y que éstos iban a parar a las cuentas de la maestra, él decía: «Es absolutamente falso, nunca han podido documentar nada. Los recursos de la organización sindical son de los trabajadores y a ellos son a los que se les informa. No son recursos del erario público, son las cuotas de los trabajadores».
Hoy su mentora, la que lo protegió y encumbró, tiene arresto domiciliario y Juan Díaz de la Torre no está en la mejor posición; el presidente del SNTE se encuentra en el limbo de la incertidumbre, no tiene buena relación con el poder entrante, su partido turquesa no le pudo garantizar un lugar en el Congreso Federal que le diera fuero y, lo peor, sus enemigos lo tiene en la mira, incluida la mujer que lo encumbró.
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