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Xico, Veracruz

Édgar Landa Hernández / Ubicado en la faldas del cofre de perote, Xicotl, o Xico-chimalco, palabra  náhuatl que significa “en donde hay panales de cera amarilla, o “en el escudo de los xicotes”

Pueblo pintoresco que se alimenta de la llanura, de lo verde que da la vida y de montañas que convergen en el pináculo de un cielo impasible ante la vista de transeúntes anonadados. ¡No dan crédito a lo que ven sus ojos!

Campanadas que ponen en alerta a los nativos, cientos de personas se congregan a las afueras de su iglesia, donde aguarda su altísimo y le rinden un fervor sin igual.

Inicia julio y con ello el ritual ancestral. Su santa patrona, María magdalena se viste de gala, durante todo el mes recibe obsequios de la gente, un sinnúmero de vestidos que posteriormente serán velados en las casas, para finalmente invitar a los huéspedes a compartir el pan y la sal.

La iglesia principal es adornada con un gigantesco tapete elaborado a base de flores diversas, dándole un realce sensacional.

En las afueras de la capilla, ataviados con elegantes ropajes los danzantes de los barrios de Santiaguito y otros más. Otra comparsa es la de los payasos, con sus coloridos trajes y sus máscaras bailan al unísono llevando el ritmo con castañuelas que suenan al compás de su zapateo.

Desde muy pequeños se les inculca a los niños a profesar la fe, también danzan y lo hacen de una forma por demás estupendo, danzan por la alegría,  por los favores recibidos, por el agradecimiento, por lo que viene y por lo que vendrá, guiados por los adultos que con violín en mano y guitarras musicalizan el baile.

Ya entrada la noche, da paso a un espectáculo diferente, lleno de coloridos y estruendosos sonidos, es el torito, el que se convierte en la alegría de chicos y grandes, incrustados en sus costados cientos de cohetones y pirotecnia diversa.

La fiesta de María magdalena, un festejo digno de compartir

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