Merecido descanso para quien tuvo una intensa campaña, para quien después del primero de diciembre se ocupó en desmentir con sus acciones a aquellos catastrofistas que decían que de ganar López Obrador el país se convertiría en una Venezuela. Hasta el momento ha sido todo lo contrario.
Los inversionistas no huyeron, el peso sigue al alza, no hay estallido social y los únicos que andan con miedo son los expresidentes, y eso porque ya no van a tener su millonaria pensión ni sus escoltas ni secretarios ni asesores. López Obrador se tomará tres días, aunque algunos dicen que serán dos semanas. Lo que sea, tres o dos semanas, el señor, merecido se lo tiene.