Édgar Landa Hernández / Los favoritos para erigirse como triunfadores en esta pasada copa del mundo de futbol, que recién ha concluido; fueron vapuleados de fea manera.
La Hegemonía de poderosas escuadras como: Alemania, España, Argentina, Inglaterra, Brasil y Uruguay ha disminuido de una forma espectacular.
Hoy no existe enemigo pequeño. Poco a poco los equipos van evolucionando en cuanto a disciplina, estrategias y sobre todo orden en sus líneas.
Atrás han quedado aquellos jugadores que con sus habilidades hacían y deshacían de los rivales, los que a través de fintas se desmarcaban y lanzaban descomunales tiros con chanfle, rampa bolla y jiribilla. Hoy el juego es más ríspido, intermitente debido a las incontables faltas, cortando los partidos insistentemente.
Nuestro representativo azteca, después de un episodio que se vio envuelto en líos de faldas, nos callaba la boca en el encuentro ante la escuadra teutona.
Jugando al tú por tú ante un representativo que era favorito para llevarse el triunfo, vio mermadas sus posibilidades ante unos aguerridos mexicanos que se mentalizaron para llevarse el tan ansiado triunfo, dando unas ligeras esperanzas que nuestra selección llegaría más allá del quinto partido. Y solo quedó en eso, en esperanzas.
Posteriormente vendría de más a menos, Ganándole a corea, siendo derrotados por Suecia y Brasil.
Por su parte Croacia, el benjamín de la copa del mundo, con un paso discreto, poco a poco fue quitándose rivales de una manera eficaz, y sobre todo lleno de humidad, tenía todo que ganar y nada que perder. Y así fue hasta llegar a la gran final inédita contra la escuadra de Francia.
Al final, la escuadra croata, a pesar de sus esfuerzos, porque jamás bajó los brazos; sucumbió ante unos jóvenes que son todo pundonor y enjundia, con cohesión en todas sus líneas, aunado a una estrategia que a final de cuentas los llevó a la gloria de esta justa futbolística.
Francia un justo campeón, y Croacia un digno perdedor.
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