Algo que no se debe soslayar en esta jornada electoral es la muerte de muchos candidatos a un puesto de elección popular. El júbilo que sienten millones de mexicanos no debería obnubilarnos demasiado como para no darnos cuenta que el crimen organizado también participó en estas elecciones. Fueron demasiadas las muertes, no sólo de candidatos sino además de alcaldes y exalcaldes. Hasta el momento la Procuraduría General de la República no ha dado una respuesta satisfactoria a los que exigen justicia por estas muertes.
Los mismos partidos políticos siguen guardando silencio. El caso es que esta participación de los grupos delincuenciales colocó a varios de sus miembros en diputaciones locales, federales y hasta alcaldías; sería demasiado aventurar que, hasta gubernaturas, pero la posibilidad existe. ¿Cómo va a enfrentar Andrés Manuel López Obrador esta circunstancia de Estado? ¿Será que en el momento que se detecte esa colusión habrá una intervención de la autoridad? ¿Se buscará una convivencia pacífica?
La verdad es que se espera que una vez que Andrés Manuel López Obrador llegue a la presidencia haga una depuración precisa de aquellos miembros del crimen organizado o que hayan sido apoyados por el crimen organizado.
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