Zaira Rosas / Después de una intensa jornada electoral, dónde algunos resultados eran evidentes y otros nos tomaron por sorpresa podemos decir ¡Habemus Praeses! o en español ¡Tenemos Presidente! La llegada de Andrés Manuel López Obrador, se anunciaba desde antes, las encuestas no mintieron y en esta ocasión fueron fuentes tan fidedignas que sus contendientes admitieron la derrota previamente al anuncio oficial de los resultados. Esa certeza para todos los mexicanos que creyeron en el proyecto de MORENA, se volvió caos y violencia cuando los resultados no les favorecieron, sin embargo el cambio tan anunciado llegó.
La alternancia para cualquier país democrático siempre llega con muchos retos, se trata de cumplir con las promesas a todos los que otorgaron con confianza e ilusión su voto y de demostrar a la oposición que se puede lograr la transformación del país que todos anhelan, sin afectar a unos para beneficiar a otros. Para los que no votaron a favor del Presidente virtual y su partido todo se ve con escepticismo y las críticas resultan severas, pero lo importante es que en estos momentos la unión del país prevalezca y que todos pensemos en un bien común y trabajar por alcanzarlo.
Sin embargo, pese al cambio de partido hay cosas que nunca cambian, el poder es inmutable y sus vicios prevalecen cuando sólo se transforman los nombres pero detrás aparecen las mismas figuras. Al igual que cualquier otro partido MORENA al surgir no lo hizo de cero, lo hizo con personas que vieron la oportunidad de trabajar por ciertos ideales pero también con algunos oportunistas que viendo frustradas sus ilusiones en otros partidos de inmediato se lanzaron a la contienda valiéndose del efecto que la novedad tenía en infinidad de personas. Entre los oportunistas están políticos de antaño, deportistas y figuras del espectáculo, quienes podrán tener las mejores intenciones pero por más que lo intenten no pueden desprenderse de antiguas etiquetas.
Tampoco se pueden desprender de vicios o compromisos que se hicieron para llegar al poder, no se pueden deslindar de relaciones tóxicas ni de los errores cometidos en otros partidos, todos tenemos derecho a reformarnos después de las equivocaciones y a redimir nuestra imagen, pero la confianza se gana con hechos no sólo en las urnas electorales. De momento muchas cosas pintan para un buen futuro, pero también otras preocupan en demasía, la falta de experiencia en algunos elegidos sin razonamiento, los antecedentes de otros e incluso los vínculos con medios de comunicación y falta de preparación son los temas que llaman más la atención.
Prueba de que hay cosas que nunca cambian son las críticas que tiempo atrás se hacían al PRI por poner a Carmen Salinas como Diputada, ahora Sergio Mayer también será diputado y Cuauhtémoc Blanco dirigirá un Estado, ¿Por qué callarnos cuando lo único que cambia es el partido?. La misma criticidad que se aplicó durante años al PRI y durante dos sexenios al PAN debe aplicarse hoy por hoy con todos los miembros de MORENA. Ahora más que nunca debemos ser ciudadanos informados porque todo el poder recae sobre un lado de la balanza, pero no dejemos de lado que al frente solo están los representantes de quienes estamos obligados a ser ciudadanos y también participar en el futuro de nuestra nación.