Tratando de meterse en la fila de los votantes lo reconocieron y le mostraron su odio. Una mujer enardecida le gritaba que no tenía autoridad moral, otra persona le gritaba asesino de Veracruz. Una persona más le espetó: «Te vas a ir al infierno Fidel». Afuera de la casilla se alcanza a distinguir a Rosa Borunda, esposa de quien fuera gobernador de Veracruz. La cara de Rosa Borunda muestra pena y dolor.
Este es el tributo a un sujeto que pudo ser reconocido como un gran gobernante, pero que por unos millones de dólares vendió a su estado al crimen organizado. Ahorita esos millones de dólares que se los gaste en pañales para su incontinencia.