Cuando apenas iba bajando la chela bien fría para festeja el gol del Chuky Lozano, contra la poderosa escuadra de teutones, se difundió la versión de que se había aprobado la privatización de algunas cuencas hidrológicas del país. Pero, ¿qué sucedió? Si por el momento no es así, como dijeran las abuelas «no nos hagamos pendejos»; los decretos firmados el pasado 5 de junio por el presidente Enrique Peña Nieto para modificar el status de 295 cuencas hidrológicas en el país, sí abren la posibilidad de que el líquido pueda ser utilizado para fines comerciales e industriales.
De entrada, Eugenio Barrios, director del Programa Agua del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés), organización que asesoró al gobierno mexicano en esta decisión, explicó que del volumen total del líquido que representan estas cuencas, en promedio, sólo el uno por ciento será reservado para consumo humano, cerca del 70 por ciento está destinado para reservas ambientales y el resto, es decir cerca del 29 por ciento, puede ser utilizado «para los usos contemplados en la Ley (General de Aguas)».
En otras palabras, tendrán prioridad los dueños de las cerveceras y grupos empresariales como Femsa, que entre sus marcas aparece la Coca Cola. Ni hablar, estábamos mal y parió la abuela. Y así quieren el voto para el PRI.
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