Mucho ruido han hecho algunos medios con la encuesta de Coparmex que coloca a Cuitláhuac García con un 35.9 por ciento y a Miguel Ángel Yunes Márquez con 34.1 por ciento, es decir, una ventaja de 1.8 por ciento. Por supuesto, estos que ya anuncian un triunfo inminente del candidato de Morena no toman en cuenta que el margen de error de una encuesta es de más, menos tres puntos. Ante una ventaja de 1.8 por ciento los analistas más serios señalan que existe un empate técnico. Pero los detractores del gobierno de Yunes Linares pasan por alto eso y ponen ya como gobernador inminente a Cuitláhuac García.
Estos detractores tampoco toman en cuenta que Andrés Manuel López Obrador tiene una ventaja de más de 20 puntos porcentuales contra su más cercano rival, pero Cuitláhuac sólo 1.8 por ciento. Cuitláhuac, si fuera ya el inminente gobernador, debería llevar más de 10 puntos porcentuales de ventaja, pero no los tiene. Porque obvio, Cuitláhuac García no es López Obrador, quien no podría andar tranquilo por la calle como un desconocido, cosa que sí sucede con el candidato de Morena.
De modo que poner a Cuitláhuac en las encuestas con una ventaja de 1.8 por ciento es como darle su carta de defunción. El candidato de Morena podría elevar su ventaja hasta 10 puntos porcentuales, si López Obrador estuviera estas dos últimas semanas las 24 horas haciendo campaña con él. Pero López Obrador tiene otros candidatos que cargar, que empujar, por ello no puede.
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