La selección mexicana no sólo enfrentará al campeón del mundo, también enfrenta una historia cargada de mediocridad futbolera. México nunca ha ganado nada en los mundiales de futbol. Nunca ha trascendido, ni es considerado potencia del balompié. Su director técnico es un sujeto que no tiene una alineación definida, si alguien le pusiera nombre a su estrategia de juego, bien podría llamarle “chile con huevo”.
Por cierto, las “estrellas” que juegan en el viejo continente, también cojean del mismo pie, sólo son luceros que brillan a ratos, no trascienden, ni tienen hambre de campeones. El último partido de preparación contra Dinamarca sólo es un presagio de la tormenta que se le avecina al Tri.
Ah, pero eso sí, los tricolores salieron buenos para el cotorreo. No cabe duda que tiene peso el dicho que reza «jalan más dos tetas que dos carretas». Ojalá y los tricolores se imaginen que el balón es una glándula mamaria, quien quita y así le atinen a la portería.