Por supuesto, en ese informe se refirieron a la precariedad en la que viven los periodistas de Veracruz, su nivel de estudios, el tiempo que trabajan, lo días a la semana que trabajan y si viven en casa propia o no. También se habló de los periodistas muertos desde 2005 y el número de agresiones en contra de los periodistas. Sin embargo, se dijo cuál era la enfermedad, pero no se dio la cura.
De hecho, lo que la CEAPP fue a pregonar es algo que los periodistas en Veracruz no sólo ya saben, sino que viven día a día. La solución no la sabe la CEAPP, no tiene manera de curar la enfermedad, no tiene fuerza ni autoridad para obligar al estado ni a los dueños de los medios para que mejoren las condiciones de trabajo de los periodistas. En pocas palabras, la CEAPP y la “carabina de Ambrosio” son lo mismo.
