Salvador Muñoz / Son las 16 horas. Vecinas y vecinos se reúnen en la esquina donde mero inicia la avenida Ramón López Velarde de la colonia Revolución, en Xalapa. “Esperamos a la Maestra”, me dicen. Los chaquistes empiezan a hacer merma en las piernas de las valientes damas que acudieron en short o falda. Sólo alcanzo a ver los juegos malabares de don Julio Méndez quien desciende de un taxi con todo y silla de ruedas mientras por otro lado llega la Maestra. Inicia el recorrido de una veintena de hombres y mujeres acompañando a Maricarmen Rizo, candidata de Nueva Alianza a diputada federal por el Distrito X, Xalapa Urbano.
Me dicen que es el primer recorrido del día de la candidata… ¿el primero del día? ¿a las 4 de la tarde?, me quedo pensando mientras avanza la comitiva por una larga cuadra de asentamientos irregulares donde los que abren las puertas o ventanas, son niños o jóvenes. La explicación que dan a la candidata de Nueva Alianza, coincide: sus padres están trabajando. Por fin, atisbando en una ventana, la voz de Maricarmen Rizo se oye: “¡Llegamos a la hora!” y cómo no, una familia está en la mesa degustando los sagrados alimentos y en ese momento, la candidata explica y aclara el porqué de su primer recorrido: “al igual que ustedes, me levanto todas las mañanas para ir a trabajar… hasta esta hora, es que inicio mi primer recorrido”.
Contrario a lo que esperaba, puertas, ventanas y portones se abren; quizás unos movidos por la curiosidad de conocer a la Maestra, a la candidata; otros, quizás, por tener la oportunidad de expresar su malestar por la situación que se vive en esta zona de la ciudad, entre inseguridad y calles sin pavimentar; y lo más curioso, encontrarse con afines, ya sea al partido o a la profesión, o por la propuesta de Maricarmen Rizo: trabajar en pro de nuestros niños, jóvenes, de nuestra educación.
Maricarmen llega a un enorme portón donde es recibida por fuertes ladridos en primera instancia, pero después, con grandes esfuerzos, sale una señora de la casa de la familia Hernández Rodríguez… lucha porque sus enormes canes no salgan. Ella plantea a la candidata problemas de inseguridad. Ahora entendemos a los guardianes. “Todo está muy feo… llevo cuatro años y medio viviendo aquí y la situación es difícil”, comenta.
Se encuentra con un señor, algo renuente, pero en cuanto escucha que Maricarmen es Maestra, cambia el prisma de las cosas… escucha sus planteamientos en favor de la educación y al final remata el señor: “¡Tengo tres hijos maestros!”
La Maestra entra a un taller de balconería. Tres hombres trabajan sobre protecciones de ventanas… les da a conocer su propuesta de trabajo basada en mejorar las condiciones de escuelas, de recuperar becas, de inclusión escolar, de hacer más por la educación de los niños, que son nuestro presente y remata preguntándoles: “¿Confían en una mujer?” y algunos responden asentando con la cabeza y otro citando: “pus de ahí venimos”.
En una tienda, el dueño de plano le pidió su tarjeta para hacerle llegar sus comentarios vía internet no sin antes decirle, después de escuchar el planteamiento educativo de Maricarmen Rizo, que las escuelas piden mucho a los padres de familia, por eso le demanda a la candidata turquesa que realmente se comprometa.
Un padre de familia con sus dos hijos salen a recibir a Maricarmen. La escuchan los tres y más cuando la Maestra asume su papel y les deja de tarea a la muchacha, de menos de quince años y al chaval, entre los 12, que “no vayan a dejar viendo futbol a su papá” el dia de las elecciones.
Una puerta más se abre. Aparece una señora y detrás de ella, dos niñas. Al escuchar la propuesta de Maricarmen Rizo con respecto a apoyar a los niños en diversas áreas de su educación, los ojos de esa madre se abren. “Mi hija ya no quiere ir a la escuela… tiene una discapacidad… sufrió una crisis”. Una güerita se asoma tímida. Maricarmen le pide ánimo a la familia y echarle ganas para que no deje de estudiar la pequeña, de lo demás, ella hará el resto.
En la calle se cruza con dos mujeres y se presenta. Tras conocer su trayectoria así como su propuesta, una de ellas le dice: “Por algo Dios nos puso en el camino… teníamos el voto indeciso”.
No todo fue miel sobre hojuelas en la avenida López Velarde. Encontró a un señor que le habló de la política, del maltrato del funcionario, de ese rechazo que la burocracia tiene al ciudadano de pie pero a la vez, éste igual rechaza al burócrata; de cómo se hacían las transas, desde las más altas esferas hasta en la escuela, fuera en la dirección o con la sociedad de padres de familia… diez minutos de una perorata contra la política. Al final, a regañadientes, el señor tomó una camiseta que le ofreció Maricarmen Rizo… Quince minutos después, veo pasar calle arriba, a ese mismo señor ¡con la camiseta bien puesta de Nueva Alianza! En fin…
Carpinteros, ferreteros, tenderos, vecinos, escucharon a Maricarmen Rizo, como el Jefe de Manzana de la calle Manuel Acuña con López Velarde, quien un conocido suyo le dijo: “te recomiendo que escuches a la Maestra”. Es que este ferretero ha visto cómo pasan administraciones, diputados y demás, pero ninguno atiende los reclamos de pavimentación por más documentos que ha llevado y traído… el compromiso quedó pactado y de paso, hasta le hizo el gasto con la compra de un rollo de rafia color turquesa que había que llevar al Búnker.
Para el recorrido Maricarmen. Tiene una reunión a las 7 pm y recuerda que al día siguiente, como tú, como gran parte de los veracruzanos, como muchas otras personas, tiene que levantarse temprano para preparar a su hija para llevarla a la escuela; alistarse ella para ir a dar clases; y una vez que salga de sus labores educativas, preparar el otro recorrido en búsqueda de convencer a los xalapeños para que le den un voto de confianza a una ciudadana que quiere hacer la tarea que los políticos no han podido hacer por lo más importante que tenemos en nuestra sociedad: nuestros niños.
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