Arturo Segovia Flores se muestra como cabeza de una ultraderecha recalcitrante, la voz estridente y furibunda de una iglesia católica que limpia la copa por fuera, pero que por dentro está llena de inmundicias. Como desde el púlpito no se pueden decir improperios, difamaciones e insultos racistas, sexistas y discriminatorios, la iglesia católica permite que un sujeto como Arturo Segovia Flores dicte cátedra de intolerancia y homofobia.
El señor firma como presidente estatal de Vida Familia, una asociación que empuja la llamada Iniciativa Popular que busca evitar que parejas del mismo sexo adopten al tiempo que les interesa penalizar el aborto y otras propuestas fuera de lugar. Ahora el señor, al ver que en el Congreso del Estado se detuvo la aprobación de su iniciativa, buscó culpable y lo encontró en el candidato de la alianza Por Veracruz al Frente.
Cabe señalar que Segovia Flores acusa a Yunes Márquez de querer imponer sus “preferencias sexuales” por encima de la voluntad popular. Arturo Segovia, sintiéndose el Fidel Velázquez de la ultraderecha, hace un llamado a todos sus “grupos de apoyo” y “comités locales” para que razonen su voto y no permitan que llegue a la gubernatura Miguel Ángel Yunes Márquez, contra quien implementarán acciones abiertas y contundentes.
Es cierto que existe la Libertad de Expresión, pero en los medios de comunicación también hay criterios. ¿Se debe dar difusión a la voz de un sujeto intolerante, discriminatorio, difamador, estridente y que sólo busca sacar raja política?
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