¿Qué pasa cuando el buen lector se siente tocado por el poema, por el relato, por algún personaje o pasaje de una novela? El buen lector siente ese deseo vehemente por compartir esa experiencia luminosa, eléctrica; esa experiencia que se le queda tatuada a uno en la memoria ya sea en forma de palabras, ya sea en forma de imágenes.
Pero leer a otros no sólo implica el dar, también el recibir. La empatía que la lectura causa es una experiencia que retroalimenta. Porque el que lee generosamente advierte la felicidad y el contentamiento del otro y esa sensación de felicidad del otro nos alcanza y nos ilumina por dentro.