El debate se convirtió en un escaparate donde los que se afanaron por lucir su “inteligencia” fueron los moderadores. Si usted suma los minutos que los moderadores tuvieron seguro encontrará que ellos, en conjunto, tuvieron más tiempo de discurso que los propios candidatos presidenciales.
No se duda de su imparcialidad, de su objetividad. No obstante, las preguntas que hacían iban demasiado contextualizadas; se ve que se afanaron en contextualizarlas con el propósito de que nos diéramos cuenta de que eran unos muchachos muy preparados. León Krauze, hijo de Enrique Krauze, y Yuriria Sierra fueron protagonistas del debate cuando su papel sólo era el de moderadores.
Esa primera pregunta de León Krauze donde le exigía a López Obrador que le explicara la manera de medir el impacto y la respuesta de las groserías de Trump; sólo faltaba que saliera por ahí el doctor Chunga para que le mostrara el “Respetómetro”. Para los que siguen, por favor, más mesura y menos crema a sus tacos.
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