Tal vez con el propósito de ganarse a los millones de “edipos” que existen en México, Jaime Rodríguez Calderón terminó hablando de su madre. ¡Qué bueno que la tenga en alta estima! Sin embargo, la importancia del Bronco en el debate se puede medir en una encuesta que realizara El Universal sobre quién fue el menos atacado en el debate: López Obrador fue el más atacado de todos, y al Bronco nadie lo atacó.
Pero eso sí, el Bronco no atacó a otro que no fuera López Obrador. Jaime Rodríguez Calderón siguió con sus ocurrencias, con sus chistes, con sus intentos de conciliación, con su esfuerzo por mostrarse presidenciable, pero lo único que está consiguiendo es que los neoleoneses ya no lo dejen llegar a la gubernatura terminando la elección presidencial.
El Bronco sigue de necio con lo de cortar manos; ahora hasta quiere expropiar Banamex, y dice que en Guerrero no se siembra maíz, cuando Guerrero es el quinto estado que se ocupa de esa siembra. El Bronco no tarda en declinar a favor de Meade, no tarda en mostrar de qué está hecho; el Bronco es un muñeco de trapo al que le aplastas la panza y dice: «Mamá».
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