Ethan confiesa que hubo algunas operaciones que se hizo, como inyectarse tinta en las pupilas de los ojos, partirse la lengua en dos para obtener la apariencia de un reptil, que lo hicieron dudar sobre si en verdad terminaría su “misión”. En la entrevista dejó bien en claro que no ha terminado el sueño anhelado, que mientras tenga un pedazo de piel virgen en su cuerpo, lo tapará con algún tatuaje.
El sentido de la vida para algunos jóvenes como Ethan es seguir siempre todo lo contrario, es volver un no en un sí o viceversa. Algunos jóvenes quieren romper fronteras, armar caos. Quizá deberían entender que la juventud sólo es un instante disfrazado de fiesta; entender que las personas y sus ideas con el tiempo cambian, así como los cauces de algunos ríos. Veremos si a los sesenta años Ethan sigue pensando igual que a los veintiuno.