En el gobierno, los grupos de poder van con Meade; se reactiva la embestida contra Anaya y la guerra sucia contra AMLO

José Antonio Meade Kuribreña FOTO: FORBES

Si la disyuntiva era apoyar a Anaya para evitar la llegada de López Obrador, o esperar a que Meade creciera implementando una guerra sucia en contra de AMLO, tal parece que se han decidido por lo segundo. Esto lo decimos porque coincidentemente en plena visita a Europa por parte del presidente de México es que se dio a conocer que las autoridades europeas estaban investigando una red de lavado de dinero que implicaba a Ricardo Anaya, candidato presidencial.

Al presidente Peña, según filtraciones que se dieron a conocer en la prensa, no le hacía muy feliz la idea de apoyar a Anaya, sobre todo por su actitud y los agravios en contra de su familia. Pero otros ya se habrán dado cuenta que Ricardo Anaya es un Felipe Calderón en ciernes; un alumno del «haiga sido como haiga sido». Anaya no puede desvincularse de las acusaciones de lavado de dinero en su contra, porque está bien adentro; pero ante eso se ha ocupado de utilizar la mentira de manera metódica para hacerse ver como un estadista elocuente.

Es por ello que la embestida contra Anaya se reactivó, al mismo tiempo que la guerra sucia en contra de López Obrador se vuelve cada día más vil, más descarada, más absurda y más recalcitrante. En el gobierno, los grupos de poder van a echar toda la carne al asador por José Antonio Meade, ya sea que gane o pierda; después de todo siempre habría manera de pedir disculpas al que resulte ganador.

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