Cuando se habla de sindicalismo en México, lo primero que se viene a la mente es corrupción, opacidad, poca o nula defensa de los trabajadores. La principal característica de los líderes sindicales es su vergonzosa sumisión ante el poder. El SNTE, agrupación que aglutina a más de un millón de trabajadores, es una muestra tangible de un corporativismo servil y domesticado. Desde su nacimiento el 30 de diciembre de 1943, los líderes del SNTE han estado justificando las políticas educativas del Gobierno Federal.
Por esa razón, los maestros adheridos al SNTE dudan que Juan Díaz de la Torre defienda, como lo hacía su mentora la maestra Elba Esther Gordillo. Según el mandamás del SNTE, no cederá si la SEP no garantiza certeza laboral, seguridad social e incremento salarial digno. Sin embargo, si hacemos memoria, durante la dirigencia de Díaz de la Torre, los aumentos han sido pírricos y míseros. En cuanto a la certeza laboral, esta bandera se usa para aplacar la furia de miles de maestros que han sido afectados por la mal llamada Reforma Educativa.
En lo referente a la seguridad social, mejor ni hablamos; con la Reforma del ISSSTE, las jubilaciones son míseras y son pagadas a destiempo. En otras palabras, el SNTE, sirve para dos cosas, para recaudar el uno por ciento de cuotas sindicales de cada maestro y para servir a su patrón, el Gobierno Federal.
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