Cuando alguien está en medio de un naufragio, recibiendo los duros embates de las olas, su instinto de supervivencia hace que éste se agarre de lo primero que encuentre. Así sea un pequeño trozo de madera. El caso de José Antonio Meade, es muy semejante. El exsecretario de Hacienda, sin ser priista, ha cosechado el rechazo y ha recibido el oleaje de descontento de una sociedad que se siente agraviada por una política pública errada e insensible, de un clan de pillos que son solapados por el aparato gubernamental que maneja Enrique Peña Nieto.
El intento de asomar la cabeza del sótano de las preferencias electorales mediante una burda acusación de dos departamentos a nombre de AMLO, es como querer sacar agua de las piedras. Los mismos medios no le dieron tanta cobertura a su rueda de prensa ni a una noticia que en nada impactará en el blindaje que tiene Andrés Manuel López Obrador.
Lo que si preocupa es el empecinamiento de los poderse facticos, que son en realidad los que mueven los hilos de Los Pinos, para no dejar pasar a como dé lugar al tabasqueño a la presidencia. Ojalá y nuestro sospechosismo esté equivocado y no tengamos que lamentar el uso de la violencia en estas elecciones.
Comentarios