Filiberto Vargas Rodríguez /
Prefacio.
Cualquiera pensaría que fueron, en realidad, cinco debates. Cada quien vio como “vencedor” al candidato que más le simpatiza. *** Que si Andrés Manuel no cayó en las provocaciones, que si Anaya fue el más estructurado en sus intervenciones, que si nadie le pudo achacar deshonestidad a Meade, que si el Bronco llamó a las cosas por su nombre, que si Margarita fue la única que salió a dar la cara por los grupos vulnerables. *** Todos tienen argumentos, pero nadie convence a los otros. El debate (al menos este, el primero) no sirvió para que los mexicanos definieran el sentido de su voto, cuando el próximo primero de julio acudan a las urnas. *** Desde esa óptica, por ser quien encabeza todas las encuestas, el debate termina sirviéndole a Andrés Manuel López Obrador. Mientras la tendencia no se modifique, él es el beneficiario. *** Desde otro cristal, de tonos grises, Andrés Manuel se vio limitado, evasivo frente a cuestionamientos válidos y directos; Anaya mintió con total desparpajo, Meade desaprovechó sus mejores momentos, el Bronco admitió que les mintió a sus paisanos, y Margarita no se pudo deslindar de su marido. *** Todos tuvieron momentos de buen tino, pero también sufrieron sus tropiezos. *** No se adaptaron al nuevo formato, no supieron aprovechar el tiempo y no convencieron a nadie que no estuviera convencido de antemano. *** Ojalá el próximo episodio arroje más claridad.
* * *
No, señor secretario, no se apene por sus lágrimas. Contrario a lo que le enseñaron en su hogar, los hombres también tienen derecho a llorar.
Llore, llore todo lo que quiera, y una vez que se haya cansado de derramar lágrimas, aspire hondo y acuda ante su jefe con su renuncia en la mano… Nadie está obligado a hacer más de lo que humanamente le es posible.
¿Que ha sido incapaz de cumplir con los compromisos que hizo su jefe y amigo en campaña, en materia de seguridad?
Sí, pero ¿qué importa?
Lo que realmente vale, para lo que lo pusieron ahí, es lo que hará el próximo primero de julio en todo el estado, cuando se encargue de ahuyentar a los “mapaches” de la oposición; cuando dirija a esos grupos de malandros que habrán de integran la “contención” y cuando colabore, con la fuerza de sus más leales hombres, en la imposición del chamaco.
Sí, don Jaime. Llore hoy como niña por lo que no ha sabido defender como varón.
Usted se sabía incapaz para cumplir con esta tarea, usted conocía de sus limitaciones en materia de estrategia, de inteligencia policial, pero no tuvo el valor de decirle “¡No!” a su jefe.
Lo conoce enojado, y nadie en su sano juicio quiere pasar por ese trance.
Sí, don Jaime. La carga laboral es inhumana. Admite que sabía lo que le esperaba, pero nadie le dijo que era mucho más fuerte vivirlo que suponerlo.
Si, don Jaime. Nos imaginamos su angustia todas las noches (o madrugadas) cuando pretende dormir, pero teme hacerlo, ante el riesgo de que ya no vuelva a abrir los ojos. El corazón no miente, y ya le avisó que en cualquier momento se detiene, si usted sigue con ese ritmo de trabajo.
Si ya dejó de llorar, don Jaime, respire hondo y váyase a su casa. Platique con su familia, explíqueles las razones de su interés en renunciar. Ellos lo van a comprender. Ellos, como usted, tienen ya casi año y medio viviendo este calvario.
Ya no los haga sufrir más, ¡huya! No se sienta indispensable. Con seguridad hay otros que podrán hacer su trabajo, otros con más experiencia en la materia, con más juventud, con más resistencia física… con más valor.
¡Váyase, don Jaime!
¡Renuncie!
Váyase sin remordimientos. Nadie lo tachará de cobarde. Es, simplemente, instinto de supervivencia.
Usted tiene familia, y es a ellos a quienes se debe. Por ellos estudió, se formó como un profesionista, por darles a ellos, los miembros de su familia, lo necesario para salir adelante en este mundo tan difícil que les tocó vivir.
Hágalo por ellos, don Jaime. Aunque también les serviría a todos los veracruzanos. Difícilmente, quien lo sustituya, lo podrá hacer peor.
Quienes lo conocen dicen que es usted un buen abogado. ¡Regrese a su oficio! Lo de policía no se le da.
Y si no ha parado de llorar, si no puede contener sus lágrimas, váyase a un rincón a desahogarse.
Ya no cause lástima.
Si se va, ya no tendrá que explicarles a los veracruzanos cómo es que, a 17 meses de haber asumido el cargo, siga admitiendo la posibilidad de que entre los mandos de Seguridad Pública puedan haber aún traidores que estén coludidos con las bandas criminales.
Y eso no nos lo estamos inventando. Eso lo dijo usted mismo este lunes, mientras de sus ojos resbalaban más lágrimas.
Ya no llore, don Jaime.
Mejor váyase.
* * *
Epílogo.
¡Ven cómo está de estresado su jefe, y los policías estatales siguen dando las malas notas! La noche del domingo, en la cabecera municipal de Álamo, dos pérsonas fueron asesinadas en el interior de un expendio de cervezas, ubicado en la avenida Independencia. El responsable del crimen fue un elemento del Mando Coordinado, adscrito a la Policía Estatal, quien se encontraba ingiriendo bebidas en ese establecimiento. El policía tuvo un altercado con dos clientes y se retiró al cuartel, ubicado justo frente al expendio de cervezas. A los pocos minutos regresó con una pistola en la mano y disparó contra los dos sujetos con los que había tenido la discusión. El presunto homicida fue puesto a disposición de la Fiscalía. *** Y luego el gobernador se molesta de que se haga notar su cercanía con el Fiscal General de Veracruz, Jorge Winckler, pero es él mismo quien aporta los elementos para juzgarlo así. Tras la desaparición de seis jóvenes originarios de Tlaxcala que, según sus familiares, habría ocurrido a su paso por Veracruz cuando se dirigían a Oaxaca, Miguel Ángel Yunes Linares, dijo que la Fiscalía colaborará en caso de ser necesario. ¿Con qué autoridad habla en nombre de ese ente supuestamente autónomo? *** No pierdan de vista, en el Distrito de Martínez de la Torre, a la candidata a diputada federal del Partido Verde, la periodista (ella sí) misanteca Eleaney Sesma. Está haciendo una campaña “a nivel de tierra”, sin estridencias pero con un contacto directo con la sociedad. Tiene el perfil, tiene la vocación y –más importante aún- tiene las manos limpias.
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