Édgar Lánda Hernández / Era el año de 1980, Jaime Castrejón diez, escribía un ejemplar titulado “la República Imperial de los ochenta” en el cual compartía una serie de críticas hacia el gobierno republicano que tenemos, ahondando en un sinnúmero de cronologías y tecnicismos en las cuales a través de ellas nos daba un claro ejemplo de mimetismo y ritualismo en torno a los políticos de aquel entonces, en donde la demagogia era parte del recurso para atraer simpatizantes.
En ella habla en gran parte de la crítica, no la crítica destructiva que lastima y lacera sin fundamento alguno, en esta obra extiende en su afán por dar a conocer su forma de pensar, en una crítica positiva, la que pondere y crea, una crítica que no es insulto, simplemente es un recordatorio de lo que se hace a lo que se dice.
Y que es lo que han dejado de hacer nuestros emblemáticos políticos, no de hoy, sino desde siempre. Un punto importante que llama la atención es unas líneas donde a la letra dice “hay que utilizar nuestra historia para poder comprender no solo la secuencia de eventos, sino también a las instituciones, que hoy en día han perdido gran parte de su credibilidad ante los ciudadanos, haciendo de la impunidad su máximo exponente“.
En esta obra el autor nos da de una manera fácil de percibir el contexto del cual hablan nuestros políticos y que no es otra de utilizar una retórica en donde exponen a la sociedad cifras, graficas de un país que solo ellos ven a través de su posición económica, desamparando al pueblo y sobre todo dejando en la duda los verdaderos avaneces relacionado a la seguridad, economía, educación y salud.
“La Republica imperial de los ochenta” es un libro lleno de verdad con un toque de humor que nos da la oportunidad de acrecentar nuestros conocimientos en torno a un partido autoritario, que en ese entonces era El PRI, avasallador desde tiempos inmemorables, pero que ahora en la debacle de su historia trata a como dé lugar permanecer en el poder.
Los tiempos cambian, pero tal parece que la política no ha evolucionado en lo referente a sus ideas. Han pasado 38 años que se imprimió este ejemplar y si tienen oportunidad de leerlo, serán testigos que la política sigue siendo la misma.
Vamos como los cangrejos, sin que exista aun alguien que logre cambiar la historia.