En el caso del candidato del Frente por México, el optimismo desbordado de sus seguidores y asesores de campaña, dándolo como el ganador del debate, no precisamente indica que será el próximo presidente de la República. La diferencia porcentual entre Andrés Manuel López Obrador debería despertarlos de la obnubilación en la que se encuentran. En el caso que el debate le arroje a Ricardo Anaya unos cinco o seis puntos, sólo recuperaría los que perdió por las acusaciones de su nave industrial.
No es momento de celebrar, Ricardo Anaya y compañía deben comprender que el camino aún es muy largo y aún pueden pasar muchas cosas. Lo cierto es que el Chicken Little, con este primer debate, obtiene un poco de oxígeno que tanta falta le hacía, pero de eso a sentirse que ya tiene la presidencia en la bolsa, eso es aún un sueño de verano.