Dichos desvíos ocurrieron entre 2013 y 2014, donde el actual candidato priista que no es priista, llegó a sustituir a Robles Berlanga en el 2015. Resulta increíble que Meade no levantara la voz por dicho desvió y faltante de recursos.
Hasta el momento ninguna cabeza ha rodado por esa Estafa Maestra que, para variar, utilizó el método favorito de este sexenio, a saber, empresas fantasma. Mientras Rosario Robles ande como si no hubiera pasado nada, tenga por seguro que será difícil que el candidato priista, que no lo es, levante en su campaña.
Por más que agoten el discurso de combate a la corrupción, las pisadas impunes de Robles Berlanga son una mentada de madre a la sociedad mexicana, una sociedad que se siente agraviada por funcionarios como la extitular de Sedesol y por la complicidad del propio José Antonio Meade.