Córdoba, sin letras ni colores

Marisol Yanired Garrido Sabino FOTO: E-VERACRUZ
- en Opinión

Cecilia Muñoz / Cuando se habla de alejar a la infancia y juventud del crimen y las drogas, comúnmente la primera solución en la que se piensa es el deporte. ¿Pero qué pasa con los menores que no tienen interés en producir endorfinas corriendo, brincando o saltando de aquí para allá? ¿Qué ocurre con los más tímidos, los más retraídos, los que no se perciben físicamente muy hábiles o quienes simplemente no quieren realizar ejercicios? La lectura también podría ser una excelente opción para engrandecer su espíritu, fomentar su curiosidad y sentido crítico, o para presentarles las novedades del mundo o nuevos amigos con los que compartan el amor por las letras. Quizás era lo que Marisol Yanired Garrido Sabino pretendía hacer en su natal Córdoba, hasta que las burlas de sus conciudadanos la desanimaron.

Con motivo del aniversario número 400 de la Ciudad de los Treinta Caballeros, el Ayuntamiento publicó una convocatoria para encontrar una representante que fungiera como “reina” de los festejos. Se pedía que quien se postulara quisiera hacer algo en beneficio de la comunidad, que fuera cordobesa y que tuviera entre 18 y 28 años de edad. Marisol vio aquí su oportunidad. Ella quería cambiar la situación de inseguridad de su ciudad, pero ¿cómo? ¡Con los niños! “Un Córdoba de letras y colores” era el nombre de su proyecto, que buscaba impulsar la creación de clubes infantiles de lectura. “Preocupada, pero sobre todo ocupada en ver cambios, es como me postulé a candidata”, reveló en Facebook.

Al entregar su proyecto, el personal encargado de recibirlo le pidió una fotografía de cuerpo entero. Ésta fue tomada y con posterioridad, compartida en el Facebook oficial del Ayuntamiento cordobés, junto con las de las otras concursantes. Lamentablemente, los cordobeses usuarios de esta red social se destacaron por su insensibilidad, haciendo comentarios ofensivos hacia la joven, felicitándola por su “gran autoestima” y descalificándola por asumir que por su aspecto físico, no era apta para el evento.

Si bien el concurso se basó en buscar a las personas con los mejores proyectos para el bienestar de Córdoba, evidentemente su organización falló al utilizar el lenguaje y los métodos de los concursos de belleza (llamar a la posible ganadora “reina”, convocar a un desfile de moda vintage, promocionar las fotografías de las participantes sin destacar sus proyectos). Incluso podría decirse que el Ayuntamiento en realidad pretendía llevar a cabo un concurso de belleza, disfrazado de convocatoria altruista.

Sea cual haya sido el error –confusión en los términos del evento o simple engaño–, lo cierto es que los organizadores no fueron los únicos que reprobaron, sino también aquellos que con sus palabras, lograron que Marisol se retirara del concurso. “Muchas gracias a todos por los comentarios de aprobación y de repudio, en especial a estos últimos, porque me dan la razón al poner en evidencia qué tanto necesita esta ciudad de un proyecto como el mío que pretende llevar un poco de cultura a los niños y adolescentes, bueno así estaba pensado en un principio, pero veo que es menester en los adultos”, escribió la joven para responder a los ataques.

Mis únicas intenciones al participar eran hacer algo por salir de la situación actual que la ciudad vive y con esto, hacer sentir orgullosa a mi familia y a quienes quisieran compartir este proyecto conmigo”, terminó.

En México, los problemas de autoestima relacionados con la belleza son grandes. Nuestros ideales son eurocéntricos y anglosajones, alejados de nuestra realidad. Aspiramos a cuerpos, rasgos y color que no tenemos. Para las mujeres esto va de la mano con la idea de que a mejor apariencia, mayores afectos provocaremos, o al menos seremos admiradas y respetadas. Esto lo demostró el caso de Marisol cuando su fotografía quedó expuesta en Facebook: al no ajustarse a los cánones del concurso de belleza que no se anunció como tal, las más deplorables personas se fueron en su contra. Antes que una feria por el aniversario de la ciudad, se llevó a cabo un festival de misoginia.

Es descorazonador leer las impresiones de Marisol al respecto. Leerla admitir que sabe que no es “bella”, que es consciente de lo que todos los días ve al espejo. ¿Bella o no bella a los ojos de quién? ¿Bella o no bella según qué estándares?

Quedan seis participantes. Dos de ellas son menores de edad, a pesar de que la convocatoria invitaba a concursar a mayores de 18 años, y además las malas lenguas dicen que la ganadora ya está elegida, por ser hermana de un miembro del ayuntamiento. Los proyectos son interesantes, pero lamentablemente uno quedó fuera. Aunque Marisol asegura que seguirá trabajando en su idea, lamentablemente por esta ocasión, Córdoba se quedó sin la oportunidad de decidir si quería llenarse de letras y colores.

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