Cuenta la parábola que los árboles querían un rey para gobernarlos, habiendo recibido rechazos del olivo, la higuera y la vid, fueron al cambrón y le dijeron, ven y sé nuestro rey, aunque el propio cambrón sabía que no contaba con las cualidades para ser gobernante por ser un simple espino, aunque éste finalmente aceptó. Ya instalado como rey, dijo a los árboles: «Me han elegido como su rey, y yo acepté la corona, así que vengan todos a disfrutar de la sombra de mis ramas, y si rehúsan obedecerme, salga fuego de mi seno y consuma hasta los cedros del líbano».
Al leer esta parábola que se encuentra en el libro de los Jueces, nos viene a la mente el futbolista Cuauhtémoc Blanco, un personaje que destacó en el negocio de las patadas, pero que en la administración pública no ha aportado absolutamente nada. Según las encuestas, es el candidato que va arriba en las preferencias.
Como el arbusto de la parábola bíblica, este personaje no tiene las cualidades de un gobernante: no es templado, no tiene la preparación académica ni el motivo correcto que es buscar el bienestar de los morelenses. Lo que mueve a Blanco son las vísceras, su campaña tiene como base la encarcelación de un gobernador corrupto como lo es Graco Ramírez. Ya veremos si en Morelos no sale más caro el caldo que las albóndigas con el rey de los berrinches y las patadas.
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