Remigio Ortiz: los reos que nunca volvieron

Remigio Ortiz Olivares FOTO: LA POLÍTICA
- en Opinión

Mussio Cárdenas Arellano /

* Sin orden legal, sacaba reclusos de los penales  * “Es orden de Fidel”, decía  * Y con Bermúdez se encumbró * Elecciones violentas  * Candidatos de Morena, vapuleados  * Laboratorio electoral de lo que viene  * Desfalco de 24 millones y el funcionario sigue impune

Otro perverso, Remigio Ortiz Olivares, tuvo doble cara en el nefasto sexenio de la fidelidad: fue el zar antisecuestro y era el que extraía de los reclusorios a los reos de alta peligrosidad, sin enterar hacia dónde iban y para qué, sin respetar protocolos, sin exhibir orden legal. Y de muchos de los que llevó con él, no se volvió a saber.

Rodeado de robocops —los SWAT jarochos, su guardia personal—, irrumpía en los penales de Veracruz, requería presos de largo historial, criminales de prosapia en el bajo mundo, sicarios ilustres, matones clave en el medio delincuencial.

¿Y la orden, el acuerdo, la instrucción que avalara el traslado?

Es orden de Fidel —solía responder—. Y si no, llámenle, pregúntenle, niéguense. Que les diga si sí o si no”.

Y nadie lo volvía a increpar.

Su argumento fue siempre un traslado a un penal específico, a La Toma, en Amatlán de los Reyes, o a uno de máxima seguridad federal, Villa Aldama.

Operaba así el zar antisecuestro del fidelismo, luego subsecretario de Seguridad en zona conurbada Veracruz-Boca del Río, sustrayendo reos nomás porque sí, por los miedos de la pandilla en el poder a la traición de los soplones, por la decisión de callar a los podían hablar.

Sin un aviso previo, de pronto ahí, Remigio Ortiz llegaba al penal. Lo acuerpaba una decena de agentes de élite, guardias de estampa grotesca, que empuñaban armas de alto poder, el dedo en el gatillo, en máxima alerta, dispuestos matar o morir.

Se movían en un par de vehículos, camionetas blindadas, de vidrios opacos, autos que a su paso y por su velocidad atraían las miradas y despertaban asombro, equipadas con todo para proteger a quien más tarde sería director de la AVI —Agencia Veracruzana de Investigaciones—, en el duartismo, la otrora policía judicial estatal, y luego titular de Prevención y Readaptación Social.

Zar antisecuestro, su mundo fue el roce con el bajo mundo. Y salir a declarar por golpes asestados a la delincuencia que hacían dudar. Remigio y sus éxitos mientras por la piel de Veracruz permeaba la zozobra y el terror.

Proliferaba entonces el plagio, la privación de la libertad, la industria del miedo, sacudiendo a una sociedad inerme que nunca terminaría de asimilar la crisis de inseguridad. Y don Remigio pregonaba que todo iba bien.

Constan sus excesos, los desplantes del mediocre que de la nada y la oscuridad, de los sótanos del sistema, el gutierrezbarrismo que todo espiaba, de ser nadie se logró encumbrar. Y accediendo al poder, loco se quiso volver.

Relatos recogidos en áreas de reclusorios conforman una investigación paralela, desvinculada de las que se integran en la Fiscalía General de Veracruz, las de la desaparición forzada, las fosas clandestinas, los crímenes de los cuerpos de élite de la Secretaría de Seguridad Pública en los tiempos de Arturo “B” ermúdez.

Su expediente retrata un modus operandi siniestro, sus visitas-sorpresa, el uso del poder en forma tan ilegal como brutal.

Requería Remigio Ortiz al jefe de custodios —cuentan los relatos sobre el zar antisecuestro—. Le llevaban al interno. Lo tomaba. Dialogaba por unos minutos y se marchaba con él. Y nadie sabía dónde iba a parar.

Poderoso como era, obviaba al titular del penal. Lo ignoraba. Argüía que por cuestiones de seguridad, de estrategia, por orden superior, debía trasladar al reo. ¿Y la orden de movilización?

Citaba Remigio Ortiz Olivares un nombre: Fidel Herrera Beltrán, que iniciaba entonces su estadía en la “plenitud del pinche poder”.

Y nadie lo podía cuestionar.

Ni Cirilo Rincón, director de Readaptación Social en el gobierno de Veracruz, cercanísimo a Fidel, más enfocado a que las cárceles produjeran millones, permitiendo los negocios de las mafias, obsequioso con las bandas que en los penales ejercen el control de lo prohibido y desde su interior se mueven los hilos de la delincuencia.

Déjenlo así”, decía el muy socarrón.

Hechura de don Fernando, de Dante Delgado, de Flavino Ríos Alvarado, militante del alemanismo, Remigio Ortiz Olivares llegó al círculo fidelista y se volvió un operador de los giros negros del poder.

Fue en el fidelismo un funcionario a modo, subsecretario en la Secretaría de Seguridad Pública. Ahí estrechó lazos y ligas con Arturo Bermúdez Zurita, director del C4, el ente encargado del espionaje, de hurgar en la vida de los opositores a la pandilla en el poder.

Ya en el duartismo, Remigio Ortiz pasó a ser director de Readaptación Social del gobierno de Veracruz, tras la escandalosa destitución de su titular, Víctor Flores.

Un día, el 19 de septiembre de 2011, ocurrió la fuga simultánea de 32 internos, entre ellos varios zetas, en los penales Duport Ostión, en Coatzacoalcos; Cosamaloapan, y La Toma, en Amatlán de los Reyes. Sólo se logró recapitular a 14.

Y a partir de ahí asumió la dirección de la AVI. Y el sabueso de la AVI no pudo parar el paso franco de Los Zetas en Veracruz.

Se han documentado sus irrupciones en los reclusorios para llevarse internos, supuestamente para trasladarlos a penales de máxima seguridad, violando protocolos y sin que conste qué fue de esos presos. Si eso no es evasión de reos, ¿cómo se le tipifica? ¿secuestro?

Su clan es digno de las mejores celdas: Bermúdez, Nabor Nava, Sánchez Tirado, Federico Rivas.

Al dejar la Dirección de Readaptación Social, en julio de 2014, fue relevado por José Oscar Sánchez Tirado, alias “El Mesié”, hoy vinculado a proceso por desaparición forzada, junto con Arturo Bermúdez Zurita, el falso general, y otros 30 mandos y tropa de la Secretaría de Seguridad Pública, por levantar “halcones” de los Zetas, llevarlos a la Academia de Policía, torturarlos, asesinarlos y desaparecer sus cuerpos.

Remigio Ortiz siguió ligado a Bermúdez, integrado al pull exclusivo del general de cero estrellas.

Siendo titular de Prevención y Readaptación Social alcanzó rating nacional.

Una novia, Analí Pelayo, reveló que tuvieron una hija. Exhibió fotografías juntos y el acta de nacimiento de la menor. Luego Remigio Ortiz negaría ser el padre de la pequeña.

Contaba Analí Pelayo de las tretas del ex zar antisecuestro, del intento que hizo por desaparecer el acta de nacimiento de la niña, a lo cual se opuso Rafael Valverde, director estatal del Registro Civil.

Quiso ejercer presión. Y la quiso amedrentar. Siendo custodia en el penal de San Andrés Tuxtla, la dejó sin empleo. Y finalmente la amenaza a través de un personero.

Pretendió Remigio Ortiz corroborar su paternidad con un análisis de ADN. Sí, pero decía Analí Pelayo que quien la habría de aplicar ya estaba aleccionado por el zar antisecuestro.

Fue denunciado en 2016 por el periodista Noé Zavaleta, corresponsal de la revista Proceso, por hurgar en su vida, información que sirvió para generar un ambiente de intimidación.

Con los relatos de la sustracción de reos, la alevosía para llevarlos consigo, el uso del nombre de Fidel Herrera para planchar a los directores de reclusorios, el expediente de Remigio Ortiz Olivares contiene vertientes de escándalo.

Su investigación es expediente aparte. Se conocen nombres de reclusos que sustrajo de los penales de Veracruz pero no su destino, si los remitió a cárceles de máxima seguridad, si los dejó ir, si alguien los sacó de circulación y pasaron al mundo de los que ya no volverán.

Un nombre: Jonathán Pérez Guzmán.

Y así muchos más.

Perverso como Bermúdez, como Sánchez Tirado, como Los Fieles, Remigio no levantaba “halcones” en las calles. Lo suyo era ir a los reclusorios, tomar al reo en turno, esgrimir un traslado a cárceles de máxima seguridad, sin que nadie supiera su destino, su suerte, su final.

Y puede que todos hayan parado en un penal de alta seguridad, pero Remigio Ortiz no mostraba oficio ni orden de traslado.

Es orden de Fidel. Y si no, llámenle, pregúntenle, niéguense. Que les diga si sí o si no”.

Y nadie lo podía increpar.

Otra vertiente de la desaparición forzada.

Archivo muerto

Del laboratorio electoral Morena sale hecho trizas. Se lleva una felpa el morenismo en Mundo Nuevo, Villa Allende, Barrillas, quizá en Colorado, derrotados en toda la línea quienes aspiraban a ser agentes municipales de Coatzacoalcos. Vapuleados en las urnas, sienten también la violencia, los grupos de choque, la ira de sus adversarios, el desplante y la cerrazón. Es, sin justificar, la reacción a la manipulación de un proceso que Morena imaginó similar a la elección municipal, en 2017. Su lista de electores a modo, su listado sin fotografía, la sospecha de un padrón rasurado, provocó que el Tribunal Electoral determinara que podrían votar todos aquellos que exhibieran credencial de elector. Y en el recuento de votos, donde pudo concluir la accidenta jornada electoral, Morena se despeñó. Sus activos, sus militantes, sus adheridos sufrieron una pela fenomenal. Noriel Prot Álvarez, al que le imputan usar porros y matones armados para intimidar, antes priista, hoy operando para el Partido Acción Nacional, volvió a arrebatar la agencia municipal. A menos que la elección se anule por los hechos de violencia, la retención del presidente de la Junta Electoral Municipal, el morenista Noé García Joffre; la persecución del diputado local suplente, Rodolfo Corpi Lara, a quien le imputan que tenía en poder boletas electorales, herido tras un accidente vial, golpeado, enfrentado a un vividor consuetudinario, agitador al mejor postor, Javier Prot Cabrera —mancuerna del delegado del Partido Verde en Villa Allende, Irán Celis, a quien se le sigue juicio por secuestro y por ser parte de la banda del Costilla, un célebre hampón—, enviado a reventar los comicios, a menos que no haya disimulo total en los tribunales, Noriel Prot será agente municipal por tercera vez. En las casillas donde pudo concretarse la votación llevaba considerable distancia, y Morena frustración. Las cifras favorecían la noche del domingo 8 a Noriel Prot con mil 583 votos; Alejandro Trujillo, 574; Trinidad González, 351, y el morenista Rodrigo Hernández, 244; o sea, felpa de 6 a 1. Mundo Nuevo tiene otra lectura. Ahí el error es del pejismo. Ahí Morena se dividió. Surisaday Gutiérrez, hermana de la agente municipal, Mayra Gutiérrez —del PRD, marcelista, theurelista, trapecista, hoy de Morena— tuvo el apoyo de la diputada federal, Rocío Nahle. Otro de los contendientes, Rufino Soriano, “El Pochutla”, el respaldo del legislador local, Amado Cruz Malpica. Sury contabilizaba 932 votos; Soriano, 782, y Cuauhtémoc López Bante, “Bantelo”, vinculado al yunismo azul, mil 510. Barrillas lo gana Miguel Ángel Martínez con 251 votos; Valentín Trujillo, 164, y las morenistas Zayda Leyva, 86 y Micaela Morales en el fondo. Laboratorio electoral, la elección de agentes municipales exhibe a Morena derrotado, con o sin efecto Peje. Laboratorio electoral, hoy le pasan la factura al ayuntamiento de Coatzacoalcos, a su alcalde, Víctor Manuel Carranza Rosaldo, que en 100 días de gobierno ha sido una nulidad, sin terminar de arrancar, con una fallida reingeniería administrativa, replegado por el sindicato de empleados municipales, sin cuajar los negocios del Clan de los Compadres, los allegados a la diputada Rocío Nahle, pregonando que si ya le falló el recorte de salarios al personal, ahora va por la reingeniería financiera, la reestructuración de créditos bancarios —otro Theurel—; con un funcionario levantado, su segundo tesorero, dos jefes de prensa —y de los dos no se hace uno—, un secretario de Gobierno, Alberto Mijangos, al que los colonos lo tratan como piñata, una síndica que provoca el voto de castigo de los protectores de animales, derrochando millón y medio en publicidad a Diario del Istmo en un mes —y hay evidencia— sin lograr que el periódico de sus amos, los Robles, le mejoren algo de su maltrecha imagen. Laboratorio electoral, la elección de agentes municipales trasluce el uso de estructuras operando en cada barrio, en cada colonia, en cada lugar. Y el partido que las tiene es el que suele ganar. Laboratorio electoral, la elección de agentes municipales vislumbra que el 1 de julio será un día con tintes de violencia, de provocación, replegando a Morena, los Prot amagando, golpeando, generando el accidente que convirtió al diputado suplente Rodolfo Corpi en responsable cuando todos los que lo conocen saben bien a bien de su conducta y su integridad. Así será la elección del 1 de julio, golpeado Morena en su bastión estatal… ¿Quién es ese ex funcionario estatal, implicado en escándalos y excesos, de quien una auditoría interna revela que sólo en unos meses incurrió en irregularidades que suman 24 millones de pesos que tendrá que devolver? Pues regresará una parte porque la otra fue usada para operar una elección, para adquirir bienes, para turistear y hasta para crear empresas fantasma. ¿Quién es?…

 

Publicada en mussiocardenas.com
8 de abril de 2018

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