Sin embargo, no se le prestó la debida importancia a una verdadera Reforma Política, una reforma verdaderamente necesaria y urgente. Y es que los mexicanos necesitamos una Reforma Política que en verdad permita que los ciudadanos participen como candidatos, una reforma que ponga límites al presidente y que abarate los costos de las elecciones.
La democracia simulada que tenemos es un enorme negocio para la cúpula del poder. Desgraciadamente, los dirigentes de los partidos encontraron un filón que les permite vivir como sultanes. Los mexicanos sólo seremos dueños del voto el domingo de elección, ese día somos los protagonistas más importantes. Al día siguiente, nuestro voto caduca y los ganadores casi siempre se desentienden de nosotros. Ojalá y esta vez el ganador abone el terreno, para una urgente y necesaria Reforma Política.
