Ricardo Anaya, como Judas Iscariote, traicionó al magisterio, le valió madres los derechos laborales de los miles de maestros inconformes. Todavía se recuerda cuando Ricardo Anaya convocó el domingo primero de septiembre a una sesión ¡a las 8 de la noche! Esto para impedir que los maestros protestaran. ¡Engañó a los maestros vilmente!
Hoy, como candidato, Ricardo Anaya prometió que, de llegar a ser presidente de México, revisará la Reforma Educativa, la que él mismo aprobó y de la cual fue impulsor. Esto —dijo Anaya— porque dicha ley «ha sido un desastre y ha sido un agravio para las maestras y los maestros de nuestro país». Pinche cinismo de este caradura. Por eso tenga por seguro que el magisterio pensante no votará por este candidato incongruente e hipócrita.