La suerte de Puigdemont se decidirá el martes 3 de abril, que es cuando un juez en Alemania decidirá si es extraditado o si se le concede asilo en ese país. Por supuesto las apuestas están en que lo regresen a España, pues Alemania tiene tratados con España sobre delitos similares que son los de sedición y malversación de fondos.
¿Acaso Puigdemont no tenía la presciencia suficiente como para advertir lo que le esperaba? ¿No vislumbró que España no iba a permitir, por ninguna razón, que se separara a Cataluña de las otras comunidades? Ahora Puigdemont dice tener miedo, y razones le sobran para eso.