Salvador Muñoz / El mediodía de este domingo, vi a Manuel Huerta Ladrón de Guevara en conocida plaza comercial de Xalapa. Caminaba como un mortal más entre los pasillos de un ir y venir de gente que es seguro, ni siquiera tenga idea de quién era ese regordete sujeto de camisa verde navideño que se mezcla con una naturalidad increíble entre los xalapeños. Bueno, eso es en el ámbito común de una sociedad que vive en estos momentos ya las vacaciones de Semana Santa, pero en lo que se refiere al mundo político, hay que reconocer que la voz y opinión del dirigente de Morena, se esté de acuerdo con él o no, se escucha y fuerte.
¿Parece un líder? Quizás en la imagen que nos pueda dar un Leónidas (300) o Aquiles (Troya), Manuel Huerta Ladrón de Guevara esté lejos de ellos, pero sí, en Morena, actúa como un auténtico líder, y por lo tanto, lo es… tiene su estilo: bravucón, echado p’alante, áspero, de ésos que agarra el montón de tierra y te la avienta a los ojos, y da la cara por su partido.
Tiene rato que no platico con Américo, pero como dirigente del partido, ha roto con el estilo al que nos tenía acostumbrado como cuando secretario del Trabajo, diputado o edil, que era respetuoso y caballeroso, incapaz de ofender con la palabra. Hoy, se le ve aguerrido, tozudo, de ésos que si bien, no entran con los tacos por delante, sí meten duro la pata. Y siendo francos, doble mérito merece Américo, porque a diferencia de Morena, su partido, el PRI, es sujeto al escarnio social al tener que cargar, se quiera o no, con el anatema Duarte, sus siglas partidistas, o hasta al mismísimo presidente de la nación, pero de que defiende la causa, los colores, la camisa, ¡vaya que los defiende! Pero no sólo eso… alza la voz, señala, critica, pone la puya y lanza la pulla con argumento. Américo asume el papel de líder y dirigente del PRI como debe ser… como oposición, pero no por sistema, sino congruente y con argumentos.
¡Vamos! Hasta la misma Mérida Mar, dirigente de Nueva Alianza, defiende a capa y espada la candidatura de July Sheridan. Mujer discreta pero de posiciones firmes y sin tanto ruido, asume el papel que le toca en esta contienda electoral que se vive y avecina.
Por ahí de vez en cuando aparece Jesús Velázquez, el dirigente del PRD, pero se pasa de discreto. Si bien, Manuel Bernal (el José José xalapeño) puede no ser santo de mi devoción, cumple a cabalidad junto con Miguel Ángel Gómez Polanco, sus roles como voceros del PRD y sueltan dos que tres volados sobre las cabezas de Morena y PRI, sus principales contrincantes.
Hace año y medio, defendía la posición de Pepe Mancha, dirigente del PAN, al no caer en la tentación de ocupar un puesto en el Gabinete estatal para dejar de ser líder estatal del PAN y pasar a ser empleado del Gobernador. Optó por ser el panista número 1 de Veracruz, pero conforme pasó el tiempo, desde la entronización de Yunes Linares hasta esta fecha, pareciera que el tuxpeño fue pasando la estafeta al Gobernador. Se desconoce si haya sido bajo consentimiento o simplemente fue rebasado por una inercia natural a la hora de ejercer el poder.
Así, hemos visto a Yunes Linares confrontarse con López Obrador, debatir con algunos medios locales y hasta nacionales, sacar la casta por su gobierno y sus funcionarios, para que Pepe Mancha sólo le dé “retuit” o “like” además de “compartir” las respuestas, reacciones o pautas que va dando el Gobernador del Estado.
Se entiende el posicionamiento de Yunes Linares, un político que sabe desenvolverse en el ring al estilo Mohamed Alí: flotar como mariposa, picar como abeja. Está en su naturaleza. Lo que no se sabe es si en la naturaleza de Pepe Mancha, esté dejarle todo el paquete al Gobernador, esté reservándose para la campaña, o simplemente fue desplazado como el panista número 1 del Estado ¡y no se ha dado cuenta!
Al tiempo…
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