Sabino Cruz V. / Después de varios meses de no socializar ideas, impresiones agradables/desagradables del entorno político cultural, y de sumarse al ciento de voces inconformes cuando se cometen actos injusto, hoy nuevamente retomo el oficio de aprendiente de escribano, herencia de los abuelos fundadores del periodismo de finales del siglo XIX, que tuvieron en la palabra escrita el medio para construir mejores relaciones entre gobernados y gobernantes, escritores y lectores, creadores y consumidores de producciones escénicas, visuales, sonoras; hombres y mujeres de letras que dejaron testimonio escrito de las buenas/pésimas acciones realizadas por el gobernante en turno; intelectuales que pusieron su sapiencia para denunciar, exigir al funcionario cumplimiento del cargo al que fue designado.
Y que mejor motivo que dar testimonio de la mayoría de edad de un Festival hoy considerado referente nacional e internacional, que ofrece a los asistentes tres patrimonios de la Humanidad; un evento que se ha caracterizado por investigar, difundir y preservar las costumbres y tradiciones de totonacas, náhuatl, huastecos y mestizos, ofertar a los visitantes diversas expresiones artísticos, talles, conversatorios, exposiciones, etcétera, además de reactivar la economía de la región; pero principalmente, revitalizar los signos de identidad y el orgullo de pertenencia de los habitantes de la región del totonacapan y zonas vecinales.
Cumbre Tajín, por segunda vez bajo la dirección general de Ernesto Aguilar Yarmuch, por lo que observé, y tomando como referente la pasada edición, me parece que superó todas las proyecciones, y no me refiero en cuanto a número de asistencia, que solo son datos para los informes, sino a la calidad y calidez de los asistentes, el ánimo con el que participaban en las diversas actividades y las sonrisas francas de cientos de niños y niñas, que al final son los mejores críticos y voceros.
Evento que si bien, en opinión de Juan Carlos Domínguez Morales, director de turismo de Papantla, ya no se da el fenómeno que la gente se amontona, pusieron en operación el programa “Tu casa mi casa” en el que familias destinaron una o más habitaciones para los visitantes que no encontraron hotel. Además, que las ganancias que se obtienen beneficia tanto al pequeño comerciante como los empresarios del ramo de servicios y tiendas de conveniencia, señala, lo que representaría cuatro o cinco meses de trabajo.
Un festival hasta ahora subsidiado por los tres niveles de gobierno, pero que, según Juan Carlos, debería, para garantizar la continuidad, diseñar un mejor esquema de trabajo en donde los participantes “no se salgan de ese renglón”, que todas las áreas del gobierno municipal participen y que se destierren actitudes de “divas” de algunos pregoneros del pasado. Concluye, que Ernesto [Aguilar Yarmuch] vino a poner Cumbre Tajín “a nivel de tierra”, porque antes era “inalcanzable”; opinión con lo que coinciden muchos de los visitantes, al tener la oportunidad de participar en los eventos de forma gratuita o pagar una mínima cantidad para escuchar a algún artista pop de moda o una agrupación musical.
Por otro lado, coincido con el secretario de turismo, Leopoldo Domínguez Armengual, secretario de turismo, cultura y cinematografía, que el Festival de la Identidad se ha consolidada como una cultura viva en América Latina, que fortalece la identidad de la población nativa y mestiza, que es la suma de esfuerzo, talento y creatividad, que preserva, investiga, promueve y difunde tres los bienes patrimoniales incluidos en la selecta lista de tesoros culturales de la humanidad
Me parece que contra la limitación presupuestal, la resistencia al cambio de algunos, la apatía entre los mismos involucrados, así como la descalificación hacia la persona y las instituciones, mucho se hizo en el corto periodo de esta administración gubernamental, por lo que considero merece un franco reconocimiento. En primer lugar, por darle continuidad a una fiesta que contribuye a la cohesión social, por mantener la base sustancial del evento, por programar actividades para todas las edades y gustos; pero principalmente, como lo reitera el director del turismo local, por quitarle el halo elitista y marginal con el surgió y se mantuvo por muchos años, para ponerlo al alcance de todos.
Lamentablemente estas acciones están determinadas por siglas y colores partidistas o permanencia en el puesto, y no por la satisfacción plena de los concurrentes: públicos, prestadores de servicios, artistas, danzantes, expositores, conferencistas, voluntarios, etcétera. Someter a escrutinio la dirección de Cumbre Tajín, diseñar un plan maestro con reglas precisas de ejecución, fijar un porcentaje en el proyecto de presupuesto anual, abriría la posibilidad de posicionar al Festival entre los mejores del país.
Me sumo a la cadena de espectadores satisfechos por la amplia variedad de opciones para ver, oír, saborear y sentir las costumbres y tradiciones de los pueblos originales; por seguridad que brindó una vigilancia discreta, la facilidad para ingresar a los recintos, las enseñanzas recibidas en los talleres, la sabias palabras escuchadas de los abuelos, los precios accesibles, así como la ayuda pronta en caso de ser necesitado. Reitero lo que de manera verbal le hice saber a mi amigo Ernesto Aguilar Yarmuch: al tener como referente la edición pasada, y al observar, escuchar y comprarlo de manera directa, Cumbre Tajín 2018 superó mis expectativas, y de muchos que así me lo manifestaron. Soy de la opinión que la gestión de Ernesto debe continuar. Espero que el próximo gobernador tenga la inteligencia y sensibilidad para la asignación al cargo.