A 24 años del asesinato del excandidato presidencial Luis Donaldo Colosio, aún permanecen resguardados documentos en torno a su muerte, y lo peor, aún existe un México con hambre y sed de justicia. Los candidatos presidenciales se llenan la boca con las alusiones al discurso del malogrado candidato, pero cuando llegan al a poder, se olvidan de cumplirlas.
Los autores materiales de este magnicidio andan libres, la impunidad que impera en este país los protege. Las sospechas siempre acompañaron a Carlos Salinas de Gortari, a su hermano Raúl, a su poderosísimo jefe de la oficina de la Presidencia, que en ese momento fue José Córdova Montoya y al propio Manlio Fabio Beltrones.
El asesinato de Colosio dejó un sello de impunidad que hasta el momento es característico del PRI. Los chivos expiatorios no dejaron convencida a una generación que, a casi un cuarto de siglo, sigue esperando que los autores intelectuales caigan a la cárcel, y en verdad impere la justicia.
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