El señor olvida que, en México, se está extinguiendo el corporativismo. Olvida que ahora comienza a prevalecer el voto pensado y razonado, especialmente entre los maestros. Si él, como punta de flecha tiene compromisos políticos, está en su derecho de cumplirlos, pero a título personal. El magisterio nacional, una gran parte, no comparte su preferencia electoral.
Además, qué puede esperar un sujeto débil y timorato, que sólo responde al tris de dedos del señor presidente. Un líder de papel que prefirió cuidar su propio pellejo a defender los derechos laborales de los maestros. Por esa razón, es lógico que sólo sus cercanos y allegados sigan sus directrices, pero de eso a que más de millón y medio lo obedezcan, eso está en chino.