A seis meses del sismo

Tras el sismo registrado en septiembre del año pasado, cientos de inmuebles históricos muestran daños importantes en su estructuras FOTO: WEB
- en Opinión

Jorge Díaz Bartolomé / Se cumplen seis meses de aquel fatídico sismo, las primeras noticias indicaban graves daños en la Ciudad de México, pero conforme fluía la información, nos percatábamos que los daños se extendían a los estados de Puebla, Estado de México y Morelos. Nunca me habría imaginado la magnitud de los daños en los los edificios del siglo XVI, en esta última entidad.

Recientemente nos dimos a la tarea de recorrer algunas localidades de Morelos, iniciando desde Tepoztlán, un pueblo que siempre había despertado en mí la curiosidad, por encontrarse en una cuenca, luciendo a lo lejos su parroquia para quienes transitan hacia Cuernavaca. La irregularidad de la traza del pueblo creada por su orografía, me recuerda Cuetzalan. Lo primero que hicimos a nuestra llegada fue ubicar la distribución del ex convento dominico de la Natividad de María, que por ser domingo se encontraba rodeado por cientos de puestos, incluyendo el parque (antiguo atrio). Nuestra primera impresión fue desalentadora, al ver las dos torres apuntaladas por el INAH, como medida preliminar, la bóveda de la iglesia está severamente fractura y cerrada al público, el culto se realiza en los jardines del atrio; su claustro, aunque abierto al público, tiene evidentes daños. Este complejo conventual, al igual que muchos otros, esperan la liberación de los fondos para desastres, y la llegada de restauradores. Todos los edificios virreinales dañados por el sismo, jamás volverán a ser igual.

Nuestro recorrido continuó hacia Cuautla, con la intención de conocer el estado del ex convento de San Diego de Alcalá, el cual también está cerrado al culto y es resguardado por el INAH, en espera también de que los recursos para su restauración sean liberados, y que los especialistas lleguen para iniciar los primeros trabajos de restauración. La historia de este inmueble ha sido perniciosa a través de los siglos, fue cuartel de Hermenegildo Galeana en 1812, para finales del siglo XIX se construyó en sus huertas la estación del Ferrocarril Interoceánico, la cual persiste hasta nuestros días, también con severos daños causados por el sismo. Antes de partir, no dejamos pasar la oportunidad de visitar Anenecuilco y conocer la casa donde nació Emiliano Zapata, que aunque tengo mis dudas que sea la misma, también está apuntalada por instrucciones del INAH, para evitar su desplome. Cabe destacar que irónicamente en el centro de la localidad se encuentra una gran estatua de Zapata, compartiendo el parque con un kiosko “estilo” porfiriano.

Antes de concluir el día, visitamos el ex convento de Santo Domingo de Guzmán en Oaxtepec, el cual se encuentra verdaderamente dañado, sus campanas están en el piso, al igual que pesados pedazos de su torre campanario; la bóveda de cañón tiene una gran fractura y en cualquier momento puede caer. Las misas se ofician afuera, cerca del templo.

Compartir estas líneas con todos ustedes, es para expresar que el patrimonio virreinal en algunas partes de los estados antes mencionados jamás volverá a ser el mismo. Hace un tiempo tuve el gusto de conocer algunas construcciones virreinales en Atlixco, las cuales colapsaron en aquel mismo sismo, igual pasó con el ex convento de la Asunción en Tochimilco; muy cerca se encuentra Huaquechula, un pueblo que prácticamente perdió su antiguo convento franciscano de San Martín de Tours. Podría continuar agregando inmuebles de los siglos XVI y XVII dañados a la larga lista, pero este artículo es sólo un ejemplo de la magnitud vivida el pasado 19 de septiembre del 2017.

En cinco años hemos recorrido ocho entidades federativas, nos hemos percatado que existen ruinas que siglos atrás no tuvieron la misma suerte, colapsaron, como también hay otros que continúan en pie, firmes ante cualquier catástrofe de la naturaleza. Démonos la oportunidad de conocer, en la medida de lo posible, toda ese patrimonio arquitectónico. El gobierno de México destinará recursos para ese rubro de manera discrecional, siempre apostando a lo electoral, muy probablemente dando preferencia a los inmuebles que están protegidos por Decreto por la UNESCO. Muchos templos, complejos conventuales y antiguas haciendas quedarán en ruinas por muchos años o quizá para siempre; ante el insuficiente presupuesto de la Secretaría de Cultura. 

Estoy convencido que el Instituto Nacional de Antropología e Historia hace lo que puede, en la medida de sus recursos para conservar la memoria edificada. No nos queda más que esperar, al tiempo.

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