Muchos gobernantes equivocan el concepto de cultura, creen que, con bailongos, pachangas, callejoneadas y una que otra obra de teatro independiente, ya están cumpliendo. Desconocen que el término cultura, que proviene del latín cultus, hace referencia al cultivo del espíritu humano y de las facultades intelectuales del hombre.
La salida de Alejandro Schwartz deja un mal sabor de boca a los xalapeños. Su llegada al ayuntamiento de Xalapa fue bien aceptada. Coreógrafos, bailarines y artistas independientes vieron con buenos ojos la llegada de Schwartz a un área donde en la administración pasada, prevalecieron las frivolidades y ocurrencias de la hija de Jorge Brito, por cierto, una de las funcionarias mejor pagadas de la administración anterior.
A casi tres meses de la llegada de Hipólito Rodríguez y su síndica estrella, los xalapeños no vemos claro cuál es la política cultural que le hará honor a la llamada Atenas Veracruzana. No vayan a salir con sus Tunas Femeniles, que sólo les gusta a los familiares de los participantes. Esperamos con ansia conocer un verdadero proyecto de trabajo cultural, no refritos ni improvisaciones baratas.