Parque Los Berros, motel más grande de Xalapa (Reportaje especial)

Parque Miguel Hidalgo y Costilla, Los Berros FOTO: JUAN DAVID CASTILLA

Juan David Castilla Arcos / Xalapa, Ver. Salvador Heriberto ha contribuido en la limpieza del parque Miguel Hidalgo y Costilla durante 14 años. Casi todos los días, ha encontrado condones y ropa interior de dama, debajo de las bancas y entre los arbustos.

La falta de alumbrado público y de vigilancia por parte de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), a cargo de Jaime Téllez Marie, ha permitido que jóvenes y adultos desahoguen sus necesidades sexuales en el lugar, mejor conocido como Los Berros.

Todos los días, a las siete de la mañana, don Heriberto inicia sus actividades. Recolecta la basura de los prados y pasillos.

Objetos de plástico, papel y hojas secas de los árboles porta en su antigua carretilla, misma que apenas le sirve para trabajar.

Salvador Heriberto Rizo Hernández labora en el Área de Parques y Jardines del ayuntamiento de Xalapa. Cubre un horario de siete horas. Concluye su jornada a las dos de la tarde.

Resulta “inconcebible” para él que la gente no respete el espacio público y carezca de unos pesos para pagar cuatro o más horas en cualquier motel de la ciudad.

«Los jóvenes andan muy alborotados, tanto hombre como mujer, tienen relaciones sexuales. He encontrado, debajo de las bancas y en los prados, ropa interior de mujer, calzones, sostenes; he encontrado condones. Es una porquería completamente», cuenta.

Varias veces ha presentado la queja a las autoridades pertinentes para que se tomen cartas en el asunto, pero ha sido rotundamente ignorado.

Los vecinos de la zona se han acercado a él. Incluso, le han propuesto que tome fotografías y posteriormente las comparta en redes sociales, para atraer la atención del gobierno municipal.

«Hemos reportado esto a las oficinas de las autoridades del ayuntamiento, de la adscripción de parques y jardines, pero es lo mismo, según que van a poner reglas en el asunto, pero no. Mucha gente viene y me dice: lo vamos a subir al Facebook o WhatsApp, para ver si el Alcalde hace caso, viene siendo lo mismo, años van y años vienen, es lo mismo».

Zona romántica

Los actos sexuales han sido frecuentes en la zona más oscura del parque: entre la calle Miguel Hidalgo y el área de juegos infantiles.

Cuando la noche arrecia, poca gente camina por el lugar. Las luminarias fallan. La luz es precaria.

Se observan árboles de gran tamaño, donde fácilmente pudiese esconderse una pareja, para demostrarse cariño.

«Casi del diario, casi del diario (se encuentran condones y ropa interior)», externa con asombro el trabajador municipal, después de haber concluido su jornada laboral.

Dos horas antes, mientras Heriberto Rizo depositaba las hojas secas en el área de composta, alrededor de las 12 horas con 30 minutos, dos policías estatales ingresaron al parque en bicicleta.

Portaban casco y una vestimenta deportiva: playera blanca de la SSP, una bermuda azul y su pistola escuadra en la pierna derecha.

Los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública sólo son vistos una vez al día en el lugar. Por las noches, rara vez se asoman.

«Hay lámparas que no prenden. Son como seis o siete lámparas las que fallan, es casi la mitad del parque que está a oscuras. La parte del frente está alumbrada y aquella parte de arriba, que está bajando Hidalgo y llega hasta la calle Diego Leño está a oscuras».

Los policías dieron un par de vueltas en Los Berros, sobre todo en el área de juegos infantiles, y posteriormente se retiraron.

«Por eso mucha gente, muchos jóvenes, hasta señores adultos, vienen a hacer sus cosas indebidas aquí, porque saben que no hay seguridad, no hay policías que verdaderamente hagan su trabajo».

Las condiciones para un acto sexual en el lugar público desaparecen cuando la época navideña se aproxima.

La iluminación es notoria. Se colocan series de focos navideñas en cada uno de los árboles para adornar el lugar. Las parejas no pueden ocultarse.

En el parque, la vigilancia ha sido nula. Han ocurrido asaltos con pistola a plena luz del día, sin que la policía detenga a los ladrones.

Caseta de policía

Tanto vecinos como trabajadores del parque consideran necesaria la instalación de una caseta de policía en Los Berros.

La vigilancia tiene que ser permanente para evitar que la zona recreativa sea utilizada como motel o aprovechada por ladrones para delinquir.

«Sería bueno que las autoridades pusieran ganas y destinaran a algunos policías para que cuidaran todo esto», añade Heriberto Rizo.

El módulo de vigilancia permitiría que los elementos policiacos realizaran rondines en todo el parque por turnos: mañana y noche.

La gente confía en que la entrada en vigor de la Policía Municipal de Xalapa, en agosto o septiembre de este año, contribuiría a la seguridad.

«Cuando estaba la policía intermunicipal, eran otros tiempos, y había un poco más de seguridad, pero ahorita han entrado varias policías, como la Fuerza Civil y ha habido muchos cambios y no veo que le echen ganas».

Y es que el alcalde Hipólito Rodríguez Herrero ha manifestado que la capital del estado contará con 400 policías municipales durante 2018 y con 800 en 2019.

A su juicio, de acuerdo con la norma internacional, debe haber tres policías por cada mil habitantes. Con base en ello, se requieren mil 500 elementos para las aproximadamente 500 mil personas que hay en Xalapa.

Además, el edil también ha declarado que el gobierno de Veracruz considera que el servicio puede prestarse con 1.8 policías por cada mil habitantes.

Por lo anterior, se pretende consolidar una Policía Municipal Preventiva en Xalapa con sólo 800 elementos.

Temor por inseguridad

Martín Suárez Gutiérrez pasó gran parte de su infancia en el parque Miguel Hidalgo y Costilla. Hoy, acude sólo por la mañana para evitar ser asaltado.

El señor de 72 años se pone sentimental. Su voz enronquece y se quiebra cuando recuerda que hace decenas de años se garantizaba la seguridad y, actualmente, la gente vive con temor.

Él creció con su familia en una vivienda de la avenida Rebsamen, cerca de las instalaciones del Sindicato del Instituto Mexicano del Seguro Social.

«Aquí era una ciudad tranquila y ahora es un desastre. Mi infancia, no nos pasaba nada. En la noche veníamos a jugar y ahora han asaltado a muchas personas, sobre todo a las parejitas. Hay mucha gente mala, viciosa, que roba para tener para sus vicios», relata.

Hace tres meses, a las diez u 11 de la mañana, una muchacha fue atracada en la calle Juventino Rosas, misma que se encuentra a un costado de Los Berros.

Dos sujetos a bordo de una motocicleta se acercaron a ella. Le apuntaron con un arma de fuego y le arrebataron su bolso de mano.

«Los sujetos se pelaron, la muchacha lloró, quiso pedir auxilio pero nunca llegaron (policías). Nunca se supo de esos delincuentes, no fueron detenidos. Eso está a la orden del día, tiene uno miedo hasta de la propia policía».

A Salvador Heriberto, el trabajador de Parques y Jardines del ayuntamiento, también le tocó una “amarga” experiencia.

Hace seis años, durante el gobierno “corrupto” de Javier Duarte de Ochoa, levantaba la basura en uno de los prados del parque Los Berros.

De pronto, un sujeto con cuatro mascotas pequeñas pasó cerca. Uno de los perros hizo sus necesidades fisiológicas y su dueño siguió caminando, sin intenciones de recoger las heces.

Heriberto, le dijo: «Oiga don, con todo respeto, yo aquí trabajo, el parque es de todos y tenemos que cuidarlo».

El señor se molestó. Colocó su mano en la cintura. Levantó lentamente su chamarra y mostró su pistola al empleado municipal.

—¿Me está amenazando? —preguntó Rizo Hernández al violento sujeto.

—Tómelo usted cómo quiera—, le contestó.

El parque Los Berros ha sido también nombrado por los vecinos como el parque de “los perros”, debido a la elevada cantidad de animales que acuden al día y la irresponsabilidad de sus dueños, quienes no recogen su excremento.

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